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Revista Nana #12

Danza del vientre para mujeres embarazadas. Tactos vaginales durante el parto. Salud y bienestar en el postparto. El valor del agua de la leche materna. Grupos de apoyo a la lactancia materna. Principios de la Disciplina Positiva. Entrenamiento para la vida. Reflexión de una mamá 'aprendiza'. Recomendaciones.

Danza del vientre para mujeres embarazadas. Tactos vaginales durante el parto. Salud y bienestar en el postparto. El valor del agua de la leche materna. Grupos de apoyo a la lactancia materna. Principios de la Disciplina Positiva. Entrenamiento para la vida. Reflexión de una mamá 'aprendiza'. Recomendaciones.

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Reflexiones<br />

Entrenamiento<br />

para la vida<br />

“Su autoestima dependerá de la calidad de las relaciones<br />

que existan entre el niño y aquellos que desempeñen<br />

papeles importantes en su vida”<br />

Stanley Coopersinith<br />

Soy mamá de dos, un niño de 7 años y una<br />

niña de 4. Como toda madre, quiero lo mejor<br />

para ellos, los quiero seguros de sí mismos,<br />

resolutivos, asertivos, expresivos, felices...<br />

Instintivamente me he ido acercando<br />

a corrientes de crianza y educación más<br />

respetuosas y “autoritativas” que, la que<br />

podríamos llamar “tradicional”, la que<br />

nuestros padres nos dieron a la mayoría<br />

de nosotros. Pero más de una vez y más de<br />

dos también, me encuentro diciendo y haciendo<br />

cosas que no aprobaría en mis momentos<br />

de conciencia y reflexión. A menudo<br />

se me escapan los “porque lo digo yo”,<br />

“qué pesados son”, “si no haces esto, no<br />

hacemos aquello”, “te vas a tu habitación,<br />

castigado”...<br />

Lo que voy a contar sucedió un día de esos.<br />

Yo estaba agobiada por algo tan importante<br />

que ahora mismo no recuerdo ni qué era,<br />

con mil cosas en la cabeza y dos mil cosas<br />

por hacer. La peque se me acerca llorosa<br />

pidiendo una tirita para su dedo. En el dedo<br />

no tenía nada, había tenido un pequeño<br />

pinchazo días atrás, pero ya estaba curado.<br />

Claramente, lo que quería era una tirita<br />

con dibujitos. Sin hacerle mucho caso, dejé<br />

de mala gana lo que estaba haciendo y le<br />

di la primer tirita que encontré, que no tenía<br />

dibujitos. Su llanto se mezcló con gritos<br />

exigiendo otra tirita, esa no. Respiré hondo<br />

y, calma y firme le dije “Si necesitas una tirita,<br />

ahí tienes una, otra no hay”. Su hermano<br />

mayor, tomando mi frase literalmente,<br />

se acerca y me dice: “mamá, sí hay otras, y<br />

yo sé donde están ¿puedo dársela?”.<br />

La actitud de mi hijo me hizo frenar en<br />

seco, sentí un nudo en el estómago... ¿por<br />

qué no pude yo darle la otra tirita? ¿por<br />

qué me empecino en tener razón, en ser la<br />

“vencedora de la contienda”?<br />

26 • <strong>Revista</strong> <strong>Nana</strong>

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