Revista Nana #05
Epidural, una ventaja frente a muchos inconvenientes. Cesárea ¿Sí o no?. El síndrome del tercer día. Grupos de apoyo a la lactancia en las Islas Canarias. Colecho a demanda. Prohibido no disfrutar del verano. Porteo, mucho más que una manera de transportar al bebé. Pasar todo un verano en pareja y no morir en el intento. Recomendaciones y sugerencias de lectura.
Epidural, una ventaja frente a muchos inconvenientes. Cesárea ¿Sí o no?. El síndrome del tercer día. Grupos de apoyo a la lactancia en las Islas Canarias. Colecho a demanda. Prohibido no disfrutar del verano. Porteo, mucho más que una manera de transportar al bebé. Pasar todo un verano en pareja y no morir en el intento. Recomendaciones y sugerencias de lectura.
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Parto<br />
Lo primero que constato<br />
es que, efectivamente exige, de entrada,<br />
monitorización constante y vía intravenosa.<br />
Y en el transcurso de la dilatación, es<br />
bastante probable que se precise también<br />
administrar oxitocina sintética y controlar<br />
cambios posturales. En el expulsivo, es muy<br />
frecuente que los pujos deban ser dirigidos<br />
y que el parto se instrumentalice (hacer<br />
uso de elementos externos para sacar al<br />
bebé del canal del parto como fórceps, espátulas<br />
o ventosa). En estas circunstancias<br />
es habitual la aparición de fiebre durante<br />
el proceso del parto, con la consecuente<br />
taquicardia fetal, que aumenta la posibilidad<br />
de tener que administrar antibióticos a<br />
la madre y pinchar al bebé para ver que sus<br />
analíticas sean normales.<br />
También es usual que se altere la postura<br />
fetal, concretamente, en lugar de nacer<br />
con la barbilla pegada al pecho y la parte<br />
delantera mirando hacia la espalda de la<br />
madre (posición fetal correcta), los bebés<br />
se colocan con el cuello estirado y mirando<br />
hacia la parte delantera de su madre, lo<br />
cual dificulta bastante la bajada, retrasándola<br />
en el mejor de los casos.<br />
Estas son sólo consecuencias<br />
en el aspecto mecánico,<br />
al que habría que<br />
sumar un capítulo sobre<br />
los efectos secundarios, y<br />
otro sobre los desajustes<br />
hormonales que provoca<br />
el uso de anestesia epidural<br />
en el parto. Me limito<br />
aquí a comentar los<br />
efectos en la marcha del<br />
parto en sí mismo, lo que<br />
ve a simple vista alguien<br />
mínimamente observador.<br />
Pero lo que no puedo omitir<br />
es el des-empoderamiento<br />
creciente de las mujeres.<br />
Las parturientas se ausentan<br />
de su propio parto, perdiéndose<br />
el privilegio exclusivamente femenino<br />
de ser agentes activos de la maravillosa<br />
experiencia corporal y espiritual<br />
de ser dadoras de vida.<br />
Ahora se conduce, se pilota su proceso y<br />
vuelve a ser otro el que sabe, otro el que<br />
dirige, otro el que ostenta el poder. Si seguimos<br />
en esta línea, ese momento sagrado<br />
en que una mujer corona el rito iniciático<br />
de convertirse en madre puede pasar<br />
a la historia.<br />
¡Qué sutil y... qué fácil! vendiendo la moto<br />
de quitar el dolor. Lógico, el dolor no nos<br />
gusta nada. Ni el físico, ni el psíquico, ni<br />
el afectivo, ni el espiritual... Pero el dolor,<br />
por ser dolor, no es malo. El dolor, por ser<br />
dolor, no es inútil. El dolor, en muchos de<br />
nuestros procesos, tiene su papel que va<br />
mucho más allá de molestarnos. El dolor<br />
nos avisa que estamos de parto- Eso está<br />
bien, pero claro, una vez avisadas, ¿para<br />
qué queremos más dolor?.<br />
Viendo a las mujeres parir con epidural he<br />
querido ir más allá buscándole sentido a<br />
ese dolor.<br />
El parto, desde el más doloroso al más llevadero,<br />
mueve tantas energías en todas<br />
nuestras estructuras que nos deja exhaus-<br />
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