Revista Nana #05
Epidural, una ventaja frente a muchos inconvenientes. Cesárea ¿Sí o no?. El síndrome del tercer día. Grupos de apoyo a la lactancia en las Islas Canarias. Colecho a demanda. Prohibido no disfrutar del verano. Porteo, mucho más que una manera de transportar al bebé. Pasar todo un verano en pareja y no morir en el intento. Recomendaciones y sugerencias de lectura.
Epidural, una ventaja frente a muchos inconvenientes. Cesárea ¿Sí o no?. El síndrome del tercer día. Grupos de apoyo a la lactancia en las Islas Canarias. Colecho a demanda. Prohibido no disfrutar del verano. Porteo, mucho más que una manera de transportar al bebé. Pasar todo un verano en pareja y no morir en el intento. Recomendaciones y sugerencias de lectura.
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Reflexiones<br />
Colecho a demanda<br />
Con todo el amor y la inocencia del mundo, aprovechamos los meses de<br />
gestación para armar, decorar y pintar la habitación que ocuparía el nuevo<br />
integrante de la familia. No faltaba nada, la cuna, el mueble cambiador, una<br />
mecedora, una incipiente biblioteca con cuentos y fábulas infantiles, y hasta<br />
una pareja de vaquitas que observaban todo desde la pared.<br />
¡Qué ilusión la de acostar allí al pequeño, leerle un cuento y dejarlo dormido,<br />
tranquilo, entre sus sábanas con puntillas, regalo de la abuela!<br />
Como le suele ocurrir a los padres primerizos,<br />
después viene la realidad y nos da<br />
un guantazo para acomodarnos las ideas<br />
y hacernos caer en la cuenta de que todo<br />
lo imaginado y soñado se asemeja a la<br />
realidad en una pequeña, muy pequeña<br />
proporción.<br />
Uno lee, lee y relee libros de autores de<br />
todo tipo, y escucha opiniones muy diversas<br />
de las personas que nos rodean. Es una<br />
época en la que la mayoría de nosotros<br />
está ávido de información. Por lo menos es<br />
lo que me pasó a mí, meses antes de nacer<br />
mi primer hijo, y meses después de que<br />
el pequeño retoño aterrizara en nuestro<br />
hogar.<br />
Las dudas y los miedos nos llevan a confiar<br />
más en unas palabras escritas en unas<br />
páginas que en nuestros propios instintos<br />
y sentimientos. De ahí, que hemos pasado<br />
de dejar llorar al pequeño en la cuna en su<br />
habitación, porque pensamos que lo que<br />
realmente quería era tomarnos el pelo,<br />
hasta adosar una cuna a la cama matrimonial<br />
creyendo, ilusamente, que la criaturita<br />
respetaría esa línea imaginaria que divide<br />
los espacios y nunca terminaría cruzándose<br />
en medio de sus progenitores, hasta hacer,<br />
incluso, que uno de ellos termine durmiendo<br />
en esa cuna.<br />
Mil y una técnicas para dormir aplicadas<br />
que sólo lograron dos cosas, sacarnos de<br />
quicio a nosotros y alterar aún más al pe-<br />
18 • <strong>Revista</strong> <strong>Nana</strong>