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Revista Nana #01

La nana, una emoción cantada. Sobre el parto en casa. La importancia del movimiento en el parto. La mamá de una mama. Mamací. El papá de dos meses. La aventura del movimiento. Rabietas. Recomendaciones.

La nana, una emoción cantada. Sobre el parto en casa. La importancia del movimiento en el parto. La mamá de una mama. Mamací. El papá de dos meses. La aventura del movimiento. Rabietas. Recomendaciones.

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¡nooo!!<br />

- Por el mismo motivo enfocamos nuestra intención en<br />

evitar que se produzca la rabieta, pero de un modo erróneo.<br />

En vez de anticiparnos a ella cuando es posible hacerlo<br />

(por ejemplo si sabemos que a cierta hora empieza<br />

a tener hambre podemos hacer la comida, si sabemos<br />

que va a querer coger algo que no debe coger podemos<br />

dar un rodeo sin pasar cerca, o si es algo de nuestra casa<br />

simplemente no dejarlo a su alcance), lo que hacemos<br />

es reprimirla expresando desaprobación o rabia, lo cual<br />

es tremendamente paradójico si tenemos en cuenta el<br />

aprendizaje vicario (mediante el ejemplo) y su gran peso<br />

en el comportamiento de nuestros hijos (ofreciéndoles<br />

además escenas diarias de rabia en peleas conyugales o<br />

con otros adultos).<br />

- Perdemos de vista lo que realmente aprenden nuestros<br />

hijos y damos importancia a cosas que no deberían<br />

tenerla. Por ejemplo, en el caso de pegar, ¿qué es<br />

lo que tememos? porque una cosa es la agresividad natural<br />

y otra la destructividad, donde precisamente les<br />

llevamos con esta represión emocional. La agresividad<br />

aparece como defensa, imitación o desahogo de situaciones<br />

estresantes (como una crianza autoritaria) y si es<br />

reprimida aparece la destructividad y la violencia. Hay<br />

que buscar las causas, no reprimir el síntoma. Parece<br />

que importa más que el niño no pegue a ningún otro en<br />

el colegio, o que no lo vea nadie, al aprendizaje que va<br />

a acompañar al niño en su vida. Si cuando pegan en vez<br />

de decirles que eso no se hace verbalizamos lo que ellos<br />

sienten, si les damos herramientas de descarga (como<br />

verbalizar o permitir que verbalicen, separar a los niños<br />

para que expresen su rabia de otro modo pero que siempre<br />

la expresen), todo irá mucho mejor. Pasa lo mismo<br />

con el tema de compartir, la gran obsesión de los padres<br />

cuando están en público con más padres con niños. Un<br />

niño antes de los 3-4 años no comprende que hay que<br />

compartir porque está en plena fase egocéntrica y no es<br />

capaz de comprender lo que sienten los demás. Después<br />

de esa edad les puede resultar violento porque son cosas<br />

que perciben como suyas y no entienden por qué<br />

mamá o papá se transforman cuando hay otras personas<br />

delante y les piden esas cosas. Si a papá o a mamá les<br />

quitasen sus pertenencias por la calle mientras les dicen<br />

que hay que compartir con un tono paternalista que da<br />

escalofríos papá y mamá se enfadarían mucho, se rebelarían<br />

e incluso pondrían una denuncia.<br />

- En la obsesión por la lucha de poder no vemos cosas<br />

obvias. Un ejemplo anoche en mi propia casa a la hora<br />

de dormir: Mi hijo estaba pidiendo galletas de fresa. Su<br />

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