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Revista Nana #01

La nana, una emoción cantada. Sobre el parto en casa. La importancia del movimiento en el parto. La mamá de una mama. Mamací. El papá de dos meses. La aventura del movimiento. Rabietas. Recomendaciones.

La nana, una emoción cantada. Sobre el parto en casa. La importancia del movimiento en el parto. La mamá de una mama. Mamací. El papá de dos meses. La aventura del movimiento. Rabietas. Recomendaciones.

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Considero que un hombre no se<br />

siente papá desde un primer momento<br />

porque su función es la de<br />

contener y acompañar a la mamá.<br />

Todo sumido en un marco de paciencia.<br />

Estos cambios no son fáciles,<br />

pero si prestamos atención y<br />

los entendemos, creceremos como<br />

personas.<br />

Un papá actualmente puede (o debería,<br />

según mi criterio) dedicarse a aprender,<br />

comprender y acompañar, a su pareja durante<br />

el periodo de gestación. Esto nos<br />

ayudará a sobrellevar el cambio general<br />

que notaremos en la pareja, la casa y el<br />

entorno. Me ha ocurrido que varios amigos<br />

me comentaran luego del nacimiento<br />

(en especial los primerizos) cosas como<br />

“¿no notas que la relación ha cambiado?”,<br />

“Es como si yo sobrara”, “Discutimos mucho,<br />

y antes no lo hacíamos”, “El bebé le<br />

pertenece a ella”. Y es lógico, ella también<br />

tiene que descubrirse como mamá y<br />

conocer a la criatura que ha llevado dentro.<br />

Por otro lado, el bebé necesita mucho<br />

más a su madre que a su padre para sobrevivir<br />

al principio y ellos dos en conjunto<br />

necesitan al padre para que se ocupe<br />

de su bienestar.<br />

No hay mejor persona que pueda acompañar<br />

a una reciente mamá que su pareja.<br />

Conocemos a la mujer que se ha convertido<br />

en mamá, vivimos y compartimos<br />

el mismo entorno, muchos de los miedos,<br />

angustias y sobre todo, compartimos un<br />

proyecto de futuro que creamos para nosotros<br />

y para nuestros hijos. Sabemos (deberíamos<br />

saberlo) cuando necesita un<br />

vaso de agua, un dulce, una almohada,<br />

un paseo, y en especial, sabemos cuando<br />

tenemos que desaparecer y darle su<br />

tiempo… bueno… esto último no siempre<br />

lo sabemos, pero empezamos a intuirlo a<br />

partir del segundo grito.<br />

Luego de la nebulosa en la que uno<br />

se siente tras los primeros días de<br />

vida de un bebé, las visitas de familiares<br />

y amigos, el caos en la casa, el acostumbrarse<br />

a pasar noches que parecen<br />

días y días que parecen noches, después<br />

de salir ilesos de las primeras visitas al pediatra<br />

y de los trámites en<br />

las diversas delegaciones<br />

oficiales, después de todo<br />

eso, un día te encuentras<br />

sentado con tu hijo en brazos,<br />

mientras él coge tu dedo con su frágil manito<br />

y la cabeza te hace un “click”. Ese es<br />

el momento en el que realmente entiendes<br />

en lo que te has metido. La responsabilidad<br />

genial que has adquirido hacia ese<br />

nuevo ser. Esa personita que será igual a ti<br />

en muchos aspectos. Es cuando miras a tu<br />

pareja con cara de tonto asombrado y le<br />

dices: “¡GUAU, tenemos un hijo!”<br />

A mí me pasó, a los dos meses•<br />

Leandro Trilnick<br />

Recibido de Papá en 2009<br />

Realizó Master de Papá en 2012<br />

“click”<br />

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