Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
larga serie de médicos y pruebas. Sin saber por qué, estaba convencido de que los<br />
rayos X no descubrirían nada, y de que el doctor Hexler le haría nuevas pruebas o le<br />
mandaría a un segundo especialista, o a más de uno. Sin embargo, le daba igual, al<br />
menos de momento, porque cualquier cosa valía la pena si era por Greta o por Lili.<br />
Imaginaba que la luz de los rayos X sería dorada y moteada, pero resultó ser<br />
invisible, y no sentía nada. Al principio pensó que era porque la máquina no<br />
funcionaba. Casi se incorporó y preguntó:<br />
—¿Es que pasa algo?<br />
Y entonces la máquina de rayos X pasó a otra marcha, y su zumbido adquirió una<br />
octava más de potencia. El abollado revestimiento metálico de color verde aumentó<br />
su vibración. De pronto, Einar se preguntó si no tenía una sensación rara en el<br />
estómago, pero no estaba seguro. Mentalmente, vio un estómago lleno de gusanos de<br />
luz cogidos del pantano de Bluetooth. Luego se preguntó si sentía calor y un leve<br />
mareo, o eran imaginaciones suyas. Se incorporó cuanto pudo, pero no se vio nada<br />
raro en el estómago, que parecía grisáceo en la habitación en penumbra.<br />
—Por favor, estese quieto —dijo el doctor Hexler por su embudo—, échese bien<br />
de espaldas.<br />
Pero no ocurría nada, o eso, al menos, le parecía a Einar. <strong>La</strong> máquina hacía ahora<br />
mucho ruido, y por el abdomen de Einar se esparció una sensación de vacío: no<br />
estaba seguro de si había en él algo caliente o no. Luego creyó sentir un comienzo de<br />
quemadura, pero, cuando volvió a mirar, su estómago seguía exactamente igual que<br />
antes.<br />
—Estese quieto, señor Wegener —volvió a resonar la voz del doctor Hexler—,<br />
esto es importante.<br />
Einar no sabía cuánto tiempo llevaba funcionando la máquina. ¿Habían pasado<br />
dos minutos o veinte? ¿Cuándo terminaría aquello? <strong>La</strong> habitación se oscureció más<br />
todavía, ahora estaba casi del todo negra, y un anillo de luz amarilla se proyectaba en<br />
torno a la lente pardusca. Einar estaba aburrido, y, de pronto, se sintió soñoliento.<br />
Trató de volver a mirarse el estómago, pero sus codos se negaron a moverse para<br />
levantarle. Sentía la cabeza como una pelota de plomo que tuviese pegada al cuello.<br />
En la garganta sintió el sabor del café del desayuno.<br />
—Intente dormir, señor Wegener —dijo Hexler.<br />
Ahora la máquina hacía más ruido todavía, y Einar sintió algo caliente que le<br />
oprimía el estómago.<br />
Y entonces tuvo la impresión de que la cosa no iba bien. Abrió los ojos. Justo el<br />
tiempo suficiente para ver a alguien que inclinaba su frente contra el cristal negro de<br />
la ventana, luego vio otra frente más, apoyada también contra el cristal, en el que<br />
dejaba una mancha grasienta. Si estuviese Greta aquí, pensó Einar, soñoliento, me<br />
quitaría las cintas y me llevaría a casa. Y daría patadas a la máquina hasta hacerla<br />
parar. Sacudió la habitación un estruendo de metal vapuleado, pero Einar no<br />
conseguía abrir los ojos para averiguar lo que estaba pasando. Si Greta estuviese aquí,<br />
www.lectulandia.com - Página 93