02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

11<br />

Einar se sentó junto a la ventana, y el sol del mediodía trazaba juguetonas curvas en<br />

su regazo. El tren pasaba por delante de casas con tejados rojos, en cuyos patios había<br />

ropa tendida y niños que los saludaban con la mano, una anciana que estaba sentada<br />

enfrente de él, con las manos cogidas al asa de su bolso, le ofreció un caramelo de<br />

menta de un envoltorio cilíndrico de papel de plata.<br />

—¿Va usted a Helsingør?<br />

—No, a Rungsted.<br />

—Como yo. —<strong>La</strong> mujer llevaba el pelo blanco recogido en una bolsa de encaje, y<br />

los lóbulos de sus orejas eran gruesos y largos—. ¿Tiene amigos allí?<br />

—No, una visita.<br />

—¿Con un médico?<br />

Einar asintió, y la anciana dijo:<br />

—Ya.<br />

Se tiró de la chaqueta de punto.<br />

—¿En el instituto de radiología? —preguntó.<br />

—Creo que sí —dijo Einar—, fue mi mujer la que concertó la visita.<br />

Abrió el sobre que le había dado Greta. Dentro había una tarjeta de color crudo<br />

con una nota que Lili había escrito la semana anterior: «A veces me siento como<br />

cogida en una trampa. ¿Te sientes así alguna vez? ¿Es consecuencia de algo que llevo<br />

dentro de mí? ¿Es consecuencia del ambiente de Copenhague? Besos.»<br />

—Su tarjeta pone doctor Hexler —dijo la anciana—. En el reverso figura la<br />

dirección del doctor Hexler. Me coge de camino. Será un placer acompañarlo hasta<br />

allí. Hay quien dice que el suyo es el mejor instituto de radiología de Dinamarca. —<br />

<strong>La</strong> mujer apretó su bolsa contra el pecho—. Hay quien dice que es capaz de curar casi<br />

cualquier cosa que se presente.<br />

Einar dio las gracias a la anciana y se retrepó en su asiento. Por la ventana del<br />

compartimiento entraba el calor del sol. Había pensado no acudir a aquella visita.<br />

Cuando Greta le dijo que se reuniese con ella en la Estación Central, sintió un<br />

arrebato de furia y una imagen apareció en su mente: la de Greta, con la barbilla<br />

sobresaliendo entre la muchedumbre, esperando en vano su llegada a la estación.<br />

Pensó en desafiar su cólera y no presentarse a la cita. Y se imaginó la altiva barbilla<br />

bajando más y más a medida que pasaban los minutos, y las horas, y estaba cada vez<br />

más claro que Einar no iba a aparecer por allí. Greta acabaría por volver sola a casa<br />

con paso torpón y desamparado, abriría la puerta del apartamento de la Casa de las<br />

Viudas y le encontraría esperándola sentado a la mesa. Einar, entonces, diría: «Es que<br />

no quiero ver al médico», y ella estaría un momento en silencio y luego contestaría:<br />

«Bueno, pues muy bien.»<br />

www.lectulandia.com - Página 88

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!