02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de ocultarle que sangraba y se limpiaba a escondidas con viejos trapos cogidos del<br />

estudio que luego tiraba al canal. Pero ella lo sabía. Lo sabía por el olor que despedía,<br />

húmedo, como de turba. Lo sabía porque tenía calambres en el estómago. Lo sabía<br />

porque los trapos empapados en sangre aparecían a la mañana siguiente pegados a los<br />

pilares de piedra del puente del canal.<br />

Una mañana Greta fue a la oficina de correos para llamar por teléfono sin que<br />

Einar la oyese. Cuando volvió al estudio, encontró a Lili echada sobre un canapé<br />

color cereza que habían tomado prestado del departamento de utillería del Teatro<br />

Real. También el camisón que llevaba era prestado; una soprano a punto de retirarse,<br />

cuya garganta era vieja y azulada y de temblorosos tendones, lo había usado para<br />

cantar en el papel de Desdémona. A Greta le parecía que Lili nunca tenía la menor<br />

idea de su aspecto. De tenerla, no estaría echada así, con las piernas abiertas, los dos<br />

pies en el suelo y los tobillos torcidos, como si estuviese borracha. Con la boca<br />

abierta y la lengua en los labios, una morfinómana. A Greta, sin embargo, le gustó la<br />

escena, aunque no la hubiese preparado ella. Einar había pasado la noche anterior en<br />

vela, con calambres en el estómago y Greta temía una hemorragia.<br />

—He pedido hora para ti —le dijo Greta.<br />

—¿Para qué?<br />

Lili comenzó a respirar entrecortadamente, y sus pechos subían y bajaban.<br />

—Para que te vea un médico.<br />

Lili se incorporó. Parecía alarmada. Fue ésa una de las pocas veces en que Greta<br />

pudo ver a Einar asomado al rostro de Lili: de pronto aparecieron en su labio superior<br />

las sombras azuladas del bozo.<br />

—¡Pero si no me pasa nada! —dijo Lili.<br />

—No he dicho que te pase nada —Greta se acercó al canapé y se puso a atar las<br />

cintas de satén de las mangas de Lili—, pero has estado enferma —añadió tras meter<br />

las manos en los bolsillos de su bata de pintar, donde guardaba los lápices<br />

mordisqueados, la foto de Teddy Cross entre las olas de la playa de Santa Monica, un<br />

pedazo del vestido ensangrentado que llevaba Lili cuando volvió al apartamento de<br />

Menton pronunciando el nombre de Hans entre sollozos—. Lo que me preocupa son<br />

esas hemorragias.<br />

Greta observó el rostro de Lili: parecía estar retorciéndose de vergüenza. Pero ella<br />

sabía que tenía razón al hablarle así.<br />

—Tenemos que averiguar por qué sangras. Si no estarás forzando algo en tu<br />

organismo al… —comenzó, pero se estremeció y un escalofrío le recorrió la espina<br />

dorsal. Se preguntó qué estaba ocurriendo en su vida matrimonial, al tiempo que<br />

tiraba de las cintas del cuello del camisón. Quería a su marido, y quería a Lili—. ¡Oh,<br />

Einar!<br />

—Einar no está aquí —dijo Lili.<br />

—Pues hazme el favor de decirle que se reúna conmigo en la Estación Central<br />

para coger el tren de las once y cuatro minutos que va a Rungsted —dijo entonces<br />

www.lectulandia.com - Página 84

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!