You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Es el señor Cross, al teléfono.<br />
Y así fue cómo, en el teléfono del vestíbulo del piso de arriba, y oyéndola su<br />
madre, Greta pidió a Teddy que la acompañase al baile de puesta de largo, y él<br />
accedió, pero con una condición: que Greta dejara de preocuparse por si él se llevaba<br />
bien o no con su madre.<br />
—Voy a pedirle que baile conmigo, y entonces verás —le dijo.<br />
Pero Greta se quedó pensativa, incierta, diciéndose que Teddy no tenía la menor<br />
idea del berenjenal en el que se iba a meter. Cuando colgó el teléfono, su madre se<br />
limitó a decirle:<br />
—Bueno, ahora que la cosa ya no tiene remedio, por lo menos, le enseñarás a<br />
ponerse el frac.<br />
Había siete <strong>chica</strong>s de su edad en la puesta de largo, y sus acompañantes eran<br />
jóvenes de Harvard o Princeton, o de las bases militares de Tennessee o San<br />
Francisco, que estaban pasando las vacaciones en casa. Una <strong>chica</strong> que tenía asma<br />
pidió a Carlisle que la acompañase; a causa de sus débiles pulmones, no necesitaba<br />
un buen bailarín. Y Greta, que, por primera vez en su vida, comenzaba a pensar que<br />
lo mejor sería olvidarse de una vez de Einar Wegener, empezó a ensayar la<br />
reverencia.<br />
El vestido blanco con el corpiño estilo imperio no acababa de sentarle bien.<br />
Estaba cargado de volantes en los hombros y era un poquitín demasiado corto, por lo<br />
que le dejaba los pies al descubierto. O, por lo menos, eso pensaba; estaba<br />
obsesionada con que sus pies grandes y largos iban a asomar demasiado cuando<br />
bajase la escalinata que conducía al salón del Valley Hunt Club. <strong>La</strong> barandilla de la<br />
escalinata estaba envuelta en una larga guirnalda de plantas de hoja perenne, flores de<br />
manzano y lirios rojos. Los invitados, que iban de frac, estaban esparcidos por todo el<br />
club bebiendo sus Tennis Specials y observando cortésmente el descenso de las<br />
debutantes por la escalinata. Había cuatro árboles de Navidad a modo de decorado, y<br />
en las chimeneas las llamas mordían sin piedad los leños de secuoya.<br />
Una de las <strong>chica</strong>s tenía un frasco de plata con tapón de nácar lleno de whisky. Se<br />
lo pasaron unas a otras mientras se vestían y se sujetaban en el pelo las hojas de flor<br />
de Pascua. El whisky dio una especie de brillo particular a la velada; fue como si el<br />
director del club hubiese subido el voltaje de los apliques a su máxima potencia, y las<br />
llamas que ardían en las chimeneas parecían bestias salvajes dispuestas a saltar por<br />
encima de las pantallas protectoras.<br />
Cuando Greta llegó al pie de las escaleras, hizo una reverencia tan profunda, que<br />
su barbilla casi tocó la alfombra oriental, y los socios del club aplaudieron<br />
manteniendo en equilibrio sus copas de ponche. Luego Greta entró en la sala de baile,<br />
y allí encontró a Teddy Cross, que estaba esperándola. Vestido de frac parecía más<br />
alto que de costumbre. Greta advirtió entonces algo insólito; su cabello rubio oscuro,<br />
reluciente de fijador, sus ojos rodeados de arrugas, su piel atezada y su gran nuez, que<br />
le subía y bajaba, nerviosa, por la garganta, le daban aspecto de danés.<br />
www.lectulandia.com - Página 41