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La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

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magnífico, que era como un sueño imposible, pero que, en realidad, como había<br />

prometido el profesor Bolk con su voz de bajo, era más que posible. Mientras Lili se<br />

preparaba para irse de la clínica, Bolk le dijo que el trasplante de ovarios había dado<br />

resultado. Y que con el tiempo quería intentar un trasplante de útero, para hacerla<br />

fecunda.<br />

—¿Quiere decir que podría ser madre? —preguntó Lili.<br />

—¿No he hecho todo lo que prometí que haría? —dijo entonces Bolk—. Pues<br />

también puedo hacer esto.<br />

Pero Greta la disuadió.<br />

—¿Por qué deberías someterte a esa intervención? —le dijo dando una palmada<br />

—. Aparte de que es completamente imposible. ¿Cómo puede conseguir algo<br />

semejante?<br />

Durante el año que había pasado desde entonces, Lili había escrito con frecuencia<br />

al profesor Bolk, hablándole de su restablecimiento, y de sus tardes en el<br />

departamento de perfumería, y de las dificultades de Greta con su pintura, y de<br />

Henrik. Y el profesor Bolk le contestaba de cuando en cuando, mucho menos a<br />

menudo de lo que ella hubiese deseado, en finas hojas de papel mecanografiadas por<br />

Frau Krebs.<br />

«Eso es maravilloso», contestaba Bolk. «Si alguna vez desea seguir adelante y<br />

quiere que le haga la última operación, ésa de la que hemos hablado, hágamelo saber<br />

sin demora. Ahora estoy más seguro de ella incluso que antes.»<br />

Y ahora Lili había decidido aceptar. Todavía no se lo había dicho a Greta. Pero<br />

estaba convencida de que tenía que volver a Dresde para terminar lo que Bolk había<br />

comenzado. Para demostrar al mundo —bueno, no, no al mundo, a sí misma— que<br />

era una mujer sin el menor género de dudas, y que su vida anterior, pasada como el<br />

hombrecillo conocido por el nombre de Einar, no había sido otra cosa que un<br />

tremendo error de la naturaleza, corregido ahora de una vez para siempre.<br />

—Pues entonces reúnete conmigo en Nueva York al final del verano —dijo<br />

entonces Henrik; estaba sentado en su baúl, que al día siguiente un estibador del<br />

muelle cargaría en el barco que iba a llevarlo a Nueva York vía Hamburgo—. Para<br />

entonces ya estaré instalado. Y allí nos casamos.<br />

Unas semanas más tarde, una mañana de verano, temprano, Lili estaba posando para<br />

Greta. Llevaba un vestido blanco con escote en forma de pico y el pelo peinado hacia<br />

atrás. Greta le había dado un ramillete de rosas blancas para que se lo pusiese en el<br />

regazo. Le dijo también que cruzara los tobillos y levantase la barbilla.<br />

Lili tenía ahora muchas cosas que contar a Greta. Noticias de Henrik, por<br />

ejemplo, y su propia decisión de volver a Dresde. ¿Cómo era posible que le hubiese<br />

ocultado tantas cosas? Un pequeño secreto había acabado por convertirse en un<br />

segundo mundo del que Greta no sabía nada. Lili sentía la pena hincársele en las<br />

www.lectulandia.com - Página 228

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