02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

vendedoras de los grandes almacenes, después de salir por la puerta de empleados,<br />

todas ellas con sus vestiditos azules iguales. Carlisle le dijo a Greta que Lili debería<br />

vivir por su cuenta.<br />

—¿Por qué dices eso? —replicó Greta.<br />

—Es una mujer hecha y derecha.<br />

—Pues no estoy tan segura de eso —dijo Greta—. Bueno, en fin, de ella depende,<br />

no de mí.<br />

—¿Lo dices en serio? —preguntó Carlisle.<br />

—Muy en serio —exclamó Greta, que nunca acababa de ver el tremendo parecido<br />

que tenían ella y su hermano gemelo.<br />

Una noche, la semana anterior, Greta estaba en el portal de un edificio que había<br />

enfrente de la salida de empleados de Fionnesbech’s. Era ya tarde, y había salido a<br />

toda prisa de la Casa de las Viudas, por lo que se le había olvidado quitarse la bata de<br />

pintar. Tenía las manos en los bolsillos, y tocaba con los dedos las fotos de Teddy y<br />

de Einar, sus cartas, sus anillos de boda. Se apretaba contra el portal de una casa de<br />

pisos, que tenía un gran felpudo de crin.<br />

Esperó sólo unos minutos, porque la puerta metálica se abrió enseguida y el<br />

callejón se llenó de luz y del parloteo de las <strong>chica</strong>s, cuyos zapatos comenzaron<br />

inmediatamente a repiquetear sobre las tapaderas metálicas de la acera.<br />

Greta esperó a que Lili se juntase con tres o cuatro <strong>chica</strong>s que iban a un café turco<br />

donde la gente joven se pasaba las horas muertas sentada en el suelo sobre<br />

almohadones bordados de seda tachonados de pequeños espejitos.<br />

—Bueno, hasta mañana —dijeron dos <strong>chica</strong>s a las demás.<br />

—Buenas noches —dijo otra.<br />

—Que os divirtáis —añadió una cuarta volviendo la cabeza y haciendo un<br />

ademán de despedida.<br />

<strong>La</strong>s mejillas de las <strong>chica</strong>s eran sedosas y estaban rollizas y sanas, y sus colas de<br />

caballo se agitaban al ritmo de su paso mientras avanzaban por el callejón y salían al<br />

Strøget. Lili iba todavía con otras <strong>chica</strong>s, una de las cuales llevaba una bolsa llena de<br />

comestibles, mientras otra parecía llevar una mano en cabestrillo. Greta no alcanzaba<br />

a oír lo que se estaban diciendo, pero, de pronto, las demás <strong>chica</strong>s dijeron:<br />

—Bueno, adiós.<br />

Y entonces Lili se quedó, por fin, sola en la calle. Consultó el reloj de pulsera y<br />

miró el cielo, que estaba ceñudo y húmedo.<br />

Una mujer pasó a su lado en bicicleta; parecía muy nerviosa por tener que<br />

pedalear sobre los resbaladizos adoquines. Lili, en tanto, se anudó un pañuelo a la<br />

cabeza y se lanzó calle abajo. Greta la vio alejarse hasta que se convirtió en un abrigo<br />

azul sostenido por dos delgados tobillos y unos zapatos que chapoteaban en medio de<br />

la llovizna.<br />

Greta la siguió. Daba la impresión de que Lili no tenía prisa; evitaba tropezar con<br />

la gente que iba por la calle, y se paró a mirar el escaparate de una tienda donde<br />

www.lectulandia.com - Página 224

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!