02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Por qué?<br />

—A veces me pregunto por qué me dejó pasar por todas esas pruebas y todas esas<br />

operaciones, si pensaba que todo iba a seguir siendo igual después.<br />

—Greta nunca pensó eso —dijo Hans—, siempre se dio perfecta cuenta de lo que<br />

estaba haciendo.<br />

Y entonces Hans le preguntó:<br />

—¿Adónde vas, Lili?<br />

Le cogió las manos entre las suyas y comenzó a frotárselas para calentárselas. A<br />

veces Lili se sorprendía de no derrumbarse ante el simple contacto de un hombre.<br />

Apenas conseguía creerse que su carne y su sangre pudiesen resistir el escrutinio de<br />

las puntas de los dedos de un hombre. Sentía esto, sobre todo, con Henrik, cuyas<br />

manos le apretaban todas las vértebras de la espina dorsal. Sus manos le cogían los<br />

hombros y ella había pensado al principio que se desharía como un pedazo de papel<br />

bajo tal presión, pero lo cierto era que no se deshizo y que Henrik seguía tocándola<br />

impunemente, besándola.<br />

—Nos conocemos desde hace mucho tiempo —dijo Hans.<br />

—Creo que me he enamorado —comenzó Lili.<br />

Y le contó lo de Henrik, le contó que se habían besado en su estudio por la noche,<br />

y que sentía deseos de no volver nunca más a la Casa de las Viudas.<br />

—Algo así pensaba que estaba ocurriendo —dijo Hans—. ¿Por qué no se lo has<br />

dicho a Greta?<br />

—Porque tendría celos. Trataría de impedirlo.<br />

—¿Cómo lo sabes?<br />

—Ya trató de impedirlo en una ocasión.<br />

—Pero eso fue hace ya mucho tiempo.<br />

Lili consideró estas palabras. Hans tenía razón, naturalmente. Pero Hans no<br />

conocía a Greta tan bien como ella. Hans no había tenido que soportar las miradas de<br />

ira de Greta cada vez que la veía salir del apartamento, o cuando volvía a casa tarde.<br />

¿Qué era lo que Greta le había dicho en una ocasión? Ah, sí: «Está claro que no soy<br />

tu madre, pero, de todas formas, me gustaría saber dónde te metes últimamente.»<br />

—¿Y no crees que tiene derecho a saberlo? —preguntó Hans.<br />

—¿Greta?<br />

Greta no siempre era así, también eso había que reconocerlo. <strong>La</strong> semana pasada,<br />

sin ir más lejos, Greta fue a esperarla a la entrada de los empleados de Fonnesbech’s<br />

y le dijo: «Siento tener que cambiar tus planes, pero Hans y yo vamos a cenar juntos<br />

por ahí. Pienso que no te importará arreglártelas sola.» ¿No era también cierto que<br />

Greta le había dicho el otro día, cuando las dos se despertaban de descabezar un<br />

sueñecito: «Soñé que te casabas?»<br />

—¿Te puedo acompañar hasta el puente? —preguntó Hans.<br />

—No te preocupes por mí —le respondió—. Vuelve con Greta.<br />

Y entonces se le ocurrió que Hans y Greta se habían hecho muy íntimos<br />

www.lectulandia.com - Página 219

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!