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Aprovechó, pues, la oportunidad de llevarlo a su suite del Bellevue. Se sentaron en<br />
sendas sillas junto a una ventana y tomaron un café que les trajo una doncella con<br />
cofia de encaje prendida al pelo con alfileres.<br />
—<strong>La</strong> primera operación fue un éxito —comenzó el profesor Bolk—. Fue bastante<br />
sencilla. Y la incisión está cerrándose como esperaba.<br />
Habló a Greta de la operación que había llevado a cabo en el quirófano donde una<br />
mañana, antes del alba, Einar se había convertido en Lili. Le explicó que las pruebas<br />
sistémicas —los análisis de sangre y de orina, y la evolución de la temperatura, que<br />
se le tomaba cada hora— demostraban que las heridas curaban bien. Una adecuada<br />
antisepsia protegía a Lili de cualquier infección.<br />
—Lo que más me preocupa ahora es el dolor —dijo el profesor Bolk.<br />
—¿Qué hace para remediarlo?<br />
—Aplicarle una inyección diaria de morfina.<br />
—¿No es peligroso?<br />
—Muy poco. Durante las próximas semanas iremos reduciendo la dosis, pero hoy<br />
por hoy la necesita.<br />
—Ya.<br />
Ahora que tenía a Bolk a su lado, las inquietudes de Greta sobre su actitud para<br />
con ella se desvanecieron. Bolk no se diferenciaba en nada de la mayoría de los<br />
hombres ocupados e importantes; imposibles de localizar, pero, una vez que lo<br />
conseguías, te dedicaban toda su atención.<br />
—Me preocupaban las hemorragias —prosiguió el profesor Bolk—. Lili no debía<br />
haber sangrado tanto. Llegué a pensar que tendría algo en alguno de los órganos<br />
abdominales.<br />
—¿Qué, por ejemplo?<br />
—No lo sabía. El bazo aplastado. Una perforación intestinal. Cualquier cosa era<br />
posible.<br />
Se cruzó de piernas, y Greta sintió que el corazón le latía apresuradamente, lleno<br />
de miedo por Lili.<br />
—Pero está bien, ¿no? No tengo motivos para estar inquieta por ella, ¿verdad?<br />
—Tuve que operarla —dijo Bolk.<br />
—¿Qué quiere decir?<br />
—Pues que le abrí el abdomen. Sabía que había algo que no iba bien. He<br />
intervenido las suficientes cavidades abdominales para darme cuenta de si presentan<br />
algún problema.<br />
Por un instante, Greta cerró los ojos, y vio, en la parte posterior de sus párpados,<br />
un escalpelo dibujando una línea de sangre a lo largo del vientre de Lili. Tuvo que<br />
hacer un esfuerzo para apartar de su mente la imagen de las manos del profesor Bolk,<br />
ayudadas por las de Frau Krebs, separando los labios de la incisión.<br />
—Era verdad que Einar era mujer, o, al menos, lo era en parte.<br />
—Pero eso ya lo sabía —dijo Greta.<br />
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