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—¿Qué aspecto tengo? Dime, Greta, ¿qué aspecto tengo?<br />
—Muy bonita.<br />
—¿Soy de veras una mujer ahora?<br />
Una parte de Greta estaba ahora como anestesiada por la impresión. Su marido ya<br />
no existía. Y el mazazo que esto había representado la hacía sentirse como si el alma<br />
de Einar estuviese pasando a través de ella. Una vez más Greta Waud era viuda, y<br />
pensó en el ataúd de Teddy, con flores de vistosos colores sobre su tapa, hundiéndose<br />
en la tierra. Pero a Einar no iba a tener que enterrarlo. Lo había metido en un<br />
compartimiento tapizado de un tren que salía para Alemania, y ahora había<br />
desaparecido, como si el tren se hubiese lanzado contra la helada niebla de enero y se<br />
hubiese perdido en ella para siempre. Greta se dijo que si ahora llamase a Einar por<br />
su nombre, seguiría oyendo el eco, una y otra vez, durante el resto de su vida.<br />
Se acercó más a Lili. Se sentía llena una vez más de la necesidad de estrecharla<br />
entre sus brazos, y le cogió la cabeza con las manos. <strong>La</strong>s venas de sus sienes latían<br />
ligeramente, y Greta se sentó en el borde de la cama con la húmeda cabeza de Lili<br />
entre las palmas de sus manos. Había una rendija en la cortina, y Greta pudo ver por<br />
ella una amplia extensión de césped de un verde primaveral que descendía hacia el<br />
Elba. El río fluía igual que una masa de nubes que corriese por el cielo. Al otro lado,<br />
dos muchachos con jerséis estaban botando una canoa.<br />
—¡Hola! —dijo una voz que llegaba de la puerta. Era de una joven con la nariz<br />
un poco respingona—. Tú tienes que ser Greta.<br />
Greta asintió y la <strong>chica</strong> entró sin hacer ruido. Llevaba la bata del hospital y<br />
calzaba zapatillas. Lili había vuelto a dormirse y el cuarto estaba casi a oscuras. En<br />
un rincón el calentador de gas emitía un leve silbido.<br />
—Soy Ursula —dijo la <strong>chica</strong>—. Nos hemos hecho amigas —añadió señalando<br />
con la barbilla a Lili—. ¿Se pondrá bien?<br />
—Espero que sí. Frau Krebs me explicó lo duro que ha sido para ella.<br />
—Se ha pasado casi todo el tiempo durmiendo, pero la única vez que la he visto<br />
despierta parecía contenta —dijo Ursula.<br />
—¿Cómo se sentía antes de la operación? ¿Estaba asustada?<br />
—No, la verdad es que no. Está encantada con el profesor Bolk. Haría lo que<br />
fuese por él.<br />
—Sí, es un buen médico —dijo Greta como en sueños.<br />
Ursula llevaba una cajita envuelta en papel de plata con el nombre UNTER DEN<br />
LINDEN impreso en letras de fantasía. Se la tendió a Greta diciendo:<br />
—¿Quieres hacerme el favor de dársela cuando despierte?<br />
Greta dio las gracias a Ursula, y entonces notó la hinchazón de su vientre. Se<br />
distendía de forma insólita en la parte superior del abdomen, como una giba.<br />
—Y tú ¿qué tal te encuentras? —le preguntó.<br />
—¿Yo? Muy bien —dijo Ursula—. Más cansada cada día. Pero, bueno, eso era de<br />
esperar.<br />
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