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La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

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del sol al cruzar su tren el Elba por el puente de la Marienstrasse, dijo:<br />

—Sí, justo, ¿está aquí?<br />

En la habitación de Lili había un calentador portátil de gas cuyas llamas<br />

fluctuaban. <strong>La</strong> cortina amarilla estaba corrida, y las llamitas del pequeño calentador<br />

arrojaban una sombra móvil sobre la cama. Greta apoyó la mano en el tubo metálico<br />

de reposar los pies. Lili estaba bajo la manta, con los brazos sobre ella. Dormía y<br />

respiraba por la nariz.<br />

—Por favor, no la despierte —susurró Frau Krebs desde la puerta—, la operación<br />

fue muy dura.<br />

—¿Cuándo fue?<br />

—Hace tres días.<br />

—¿Y cómo está?<br />

—Eso no es fácil de decir —contestó Frau Krebs cruzándose de brazos.<br />

El ambiente cálido de la habitación invitaba al sueño, y el silencio allí reinante le<br />

pareció poco natural a Greta. Se sentó en un rincón y se cubrió el regazo con una<br />

manta. Tenía frío y estaba cansada del viaje, y Frau Krebs la dejó allí, a solas con<br />

Lili.<br />

Greta y Lili durmieron. Unas pocas horas más tarde, al despertarse, lo primero<br />

que pensó Greta fue que despertaba de un sueñecito en un porche de Pasadena. Y<br />

entonces vio a Lili, cuya cabeza se movía en la almohada y cuyos párpados<br />

comenzaban a agitarse.<br />

—Por favor, no te preocupes por mí —dijo Lili.<br />

Por fin podía ver Greta los ojos de Lili, cuyos párpados pestañeaban pesadamente<br />

para desprenderse del sueño cargado de sueños. Seguían siendo tan castaños y suaves<br />

como siempre. Lo único que quedaba en ella de su marido eran los ojos, a través de<br />

los cuales podía recordar toda la vida de Einar.<br />

Se acercó a la cama y comenzó a acariciar la pierna de Lili por encima de la<br />

áspera manta de crin. El músculo de la pantorrilla le pareció más suave y blando,<br />

aunque quizá fuesen imaginaciones suyas, al igual que el aumento de volumen de sus<br />

pechos que creyó advertir bajo la manta.<br />

—¿Sabes lo que me han hecho? —preguntó Lili.<br />

Su rostro parecía más lleno en las mejillas y la garganta, tan lleno, que la punta de<br />

su nuez había desaparecido bajo una pequeña capa de carne. ¿Serían también<br />

imaginaciones suyas?<br />

—Lo que habíamos comentado, nada más.<br />

—¿Y ahora soy Lili? ¿Me he convertido en Lili Elbe?<br />

—Siempre has sido Lili.<br />

—Sí, bueno, pero si ahora me mirase allá abajo, ¿qué es lo que vería?<br />

—No pienses en eso —dijo Greta—, eso no es lo único que te convierte en Lili.<br />

—¿Salió bien la operación?<br />

—Frau Krebs dice que sí.<br />

www.lectulandia.com - Página 194

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