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21<br />
Einar pagó al conductor cinco marcos y el taxi se alejó. Sus luces pasaron junto al<br />
esqueleto invernal de una azalea y barrieron la calle. Luego el camino privado<br />
semicircular quedó a oscuras, excepto por la luz del farol que colgaba sobre la puerta.<br />
Einar veía elevarse su aliento y sentía el frío metérsele por los pies. Junto a la puerta<br />
había un botón de goma negra, y esperó un poco antes de apretarlo. <strong>La</strong> humedad se<br />
agolpaba en torno a las letras de la placa de latón, que decía: CLÍNICA MUNICIPAL<br />
DE MUJERES DE DRESDE. Una segunda placa daba la lista de los médicos de la<br />
clínica: Doctor Jürgen Wilder, Doctor Peter Scheunemann, Doctor Karl Scherres,<br />
Profesor Doctor Alfred Bolk.<br />
Einar apretó el timbre y esperó. Dentro no se oía nada. <strong>La</strong> clínica parecía más<br />
bien un palacete, y estaba emplazada en un barrio donde abundaban los abedules y<br />
verjas de hierro con puntas como de lanza. Se oían ruidos de un animal entre los<br />
arbustos, un gato o una rata que trataba de resguardarse del frío. Una cortina de niebla<br />
descendía, y Einar casi se olvidó de dónde estaba. Apoyó la cabeza contra la placa de<br />
latón y cerró los ojos.<br />
Volvió a llamar. Esta vez oyó dentro una puerta, y una voz, tan lejana como el<br />
ruido del animal entre los arbustos.<br />
Por fin se abrió la puerta y una mujer de aire eficiente, con falda gris y tirantes<br />
apretados contra los pechos, apareció en el vano y se le quedó mirando. Tenía el pelo<br />
plateado y cortado justo al nivel de la mandíbula, y los ojos también grises. Daba la<br />
impresión de ser una persona que dormía poco, como si la almohadilla de piel de su<br />
garganta mantuviese erecta su cabeza mientras el resto del mundo reposaba.<br />
—Usted dirá.<br />
—Soy Einar Wegener.<br />
—¿Quién?<br />
—Vengo a ver al profesor Bolk.<br />
<strong>La</strong> mujer apretó las manos contra los pliegues de su falda.<br />
—¿El profesor Bolk?<br />
—¿Está aquí?<br />
—Tendrá que telefonear mañana.<br />
—¿Mañana?<br />
Einar se sintió repentinamente acorralado.<br />
—¿Piensa que su <strong>chica</strong> está aquí? —preguntó la mujer—. ¿Ha venido por eso?<br />
—No entiendo lo que quiere decir —dijo Einar. Sentía los ojos de la mujer fijos<br />
en él, en la bolsa donde estaba la ropa de Lili—. ¿Tienen una habitación preparada<br />
para mí? —se oyó preguntar Einar como en sueños.<br />
—Pero ésta es una clínica de mujeres…<br />
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