02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Greta era capaz de imaginar que fuese posible una auténtica elección en un caso así.<br />

Sentada en el sofá de patas doradas pensaba en Einar, que, en algunos aspectos, ya no<br />

existía. Era como si alguien —sí, alguien— hubiera elegido ya por él.<br />

—¿Y qué le pasó a ese hombre? —preguntó entonces Anna.<br />

—Pues que dijo que quería ser mujer. Dijo que lo único que quería era ser amado<br />

por un hombre. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese con tal de conseguirlo. Vino a<br />

mi consulta con un sombrero de fieltro y un vestido verde. Pero recuerdo que llevaba<br />

un reloj de bolsillo, como un hombre; lo recuerdo porque durante nuestra<br />

conversación lo sacaba y no hacía más que mirarlo, diciendo que tenía prisa porque<br />

ahora tenía que partir sus días en dos, pues por las mañanas vivía como mujer y por<br />

las tardes como hombre.<br />

»Esto pasó hace muchos años, cuando yo todavía era un joven cirujano.<br />

Técnicamente, sabía muy bien lo que podía hacer por él, pero hasta entonces nunca<br />

había llevado a cabo una operación quirúrgica tan compleja, de modo que me pasé un<br />

mes leyendo por las noches textos médicos, y presencié amputaciones, y estudié<br />

suturas. Cada vez que había que extraerle el útero a una mujer en la clínica, iba al<br />

anfiteatro a presenciar la operación, y luego lo estudiaba en el laboratorio.<br />

Finalmente, un día, cuando me sentí dispuesto, le dije a Sieglinde que quería<br />

programar la operación.<br />

»Para entonces ya había perdido mucho peso, y estaba bastante débil.<br />

Seguramente, tenía demasiado miedo para comer. Pero accedió a permitirme hacer la<br />

prueba. Se echó a llorar cuando le dije que me sentía capaz de hacerlo. Me dijo que<br />

lloraba porque se sentía como si estuviese matando a alguien. “Sacrificando a<br />

alguien”, eso fue exactamente, lo que dijo.<br />

»Fijé la operación para un jueves por la mañana, e iba a tener lugar en el<br />

quirófano grande; mucha gente me dijo que quería asistir a ella. Y también unos<br />

cuantos médicos de la clínica Pirna. Sabía que si tenía éxito habría hecho algo<br />

extraordinario, algo que nadie hasta entonces había soñado siquiera. ¿Quién<br />

encontraba posible el paso de hombre a mujer? ¿Quién iba a arriesgar su carrera<br />

probando una cosa que parecía como salida de un mito? Bueno, pues yo lo iba a<br />

intentar.<br />

El profesor Bolk se agitó en el interior de su abrigo.<br />

—Pero entonces, llegado el jueves por la mañana, la enfermera fue a la habitación<br />

de Sieglinde y no la encontró allí: se había ido. Había dejado sus cosas, su sombrero<br />

de fieltro, su reloj de bolsillo, su vestido verde, en una palabra, todo. Pero se había<br />

ido.<br />

El profesor Bolk apuró su café.<br />

Y Greta apuró su limonada y Anna se levantó para llamar a la muchacha («Les<br />

boissons», con voz apremiante). Greta observó atentamente al profesor, cuya rodilla<br />

izquierda se balanceaba sobre la derecha. Esta vez se dijo que estaba segura de haber<br />

acertado: el profesor Bolk no era un Hexler. Era como ella, se dijo. Y sabía ver las<br />

www.lectulandia.com - Página 132

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!