02.05.2017 Views

La chica danesa

Una novela de David Ebershoff

Una novela de David Ebershoff

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

prosiguiera.<br />

—Y, si quiere que le diga la verdad —prosiguió Greta—, estoy de acuerdo con él.<br />

A continuación describió los vestidos de manga corta y los zapatos amarillo<br />

mostaza y la camisola hecha de encargo. Habló de las salidas de Einar a los Bains du<br />

Pont-Solférino, y de sus razzias de compras en el rastrillo de la rue du Bac. Habló<br />

también de Henrik y de Hans, y de unos pocos hombres por quienes el corazón de<br />

Lili había latido con fuerza hasta reventar finalmente en medio de congoja y<br />

frustración. Y terminó diciendo:<br />

—Lili es muy guapa, sin duda.<br />

—Esos hombres…, Hans, por ejemplo…, dígame, ¿hay algo más que debería<br />

saber?<br />

—No, la verdad es que no.<br />

Greta, al decir esto, pensó en Hans, que probablemente estaría en aquel preciso<br />

momento colgando el retrato de Lili junto a la camelia en flor en su galería. No era<br />

que ocurriese con mucha frecuencia, pero nada la decepcionaba más que Hans, de pie<br />

en su estudio, y frotándose la barbilla con los dedos, le rechazase un cuadro: «No es<br />

lo bastante bueno», decía dos o tres veces al año, lo que dejaba a Greta desconcertada<br />

e incapaz de moverse, de acompañarlo hasta la puerta. A veces, cuando el mundo<br />

estaba en silencio, Greta se preguntaba si valía la pena sufrir tan contundentes<br />

decepciones.<br />

Había sido idea de Anna recurrir al doctor Bolk.<br />

—¿No crees que debería consultar su caso? —le dijo un día. Ella y Greta habían<br />

entrado en una tienda de marcos cerca de la calle donde estaba el hotel en que murió<br />

Oscar Wilde. Allí había cajones con marcos antiguos, algunos de ellos muy pesados.<br />

Los marcos estaban polvorientos, y les manchaban las faldas. Y, de pronto, añadió—:<br />

Einar me tiene preocupada.<br />

—Ya te conté lo que nos pasó con Hexler en Dinamarca —dijo Greta—. No sé si<br />

podría soportar que lo viese otro médico. Quizás acabase con él.<br />

—¿No te tiene inquieta su mal aspecto, lo delgado que se ha quedado? A veces<br />

me da la impresión de que es como si no existiera.<br />

Greta también lo había pensado. Sí, lo cierto era que Einar estaba pálido y tenía<br />

finas ojeras azules. Su piel estaba volviéndose como transparente. Greta se había<br />

dado cuenta de esto, pero no le había preocupado. Le pasaba lo mismo que con las<br />

hemorragias, que volvían irregularmente desde hacía ya más de cuatro años. Se había<br />

acostumbrado a vivir con él y con aquellas transformaciones. Sí, era como si Einar<br />

estuviera en permanente estado de mutación, como si todos aquellos cambios —la<br />

misteriosa sangre, las mejillas cóncavas, los anhelos insatisfechos— no fuesen a cesar<br />

nunca, no fueran a tener jamás fin. Aunque, bien mirado, ¿no era cierto que todo el<br />

mundo cambiaba?, ¿no era cierto que todo el mundo estaba transformándose<br />

continuamente en algo nuevo? En un cajón cuya tapa estaba sujeta con una cadena,<br />

Greta encontró el marco perfecto, con el borde pintado en oro, para su último retrato<br />

www.lectulandia.com - Página 130

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!