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AFTER4

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No puedo discutírselo. Es imposible que esté completamente sobrio tras unas pocas horas<br />

durmiendo en este coche. Bebí lo bastante como para no acordarme de la mayor parte de la noche, y<br />

el dolor de cabeza resultante es tremendo. Seguramente seguiré borracho el puto día entero, o la<br />

mitad. No estoy seguro. Ni siquiera recuerdo cuántas copas me tomé...<br />

Mi confuso recuento se ve interrumpido cuando Tessa aparca delante de un surtidor de gasolina y<br />

se dispone a abrir la puerta.<br />

—Ya voy yo —digo, y salgo del coche sin darle tiempo a replicar.<br />

No hay mucha gente dentro a estas horas de la mañana, sólo hombres con su ropa de trabajo.<br />

Tengo las manos llenas de aspirinas, botellas de agua y bolsas de aperitivos cuando Tessa entra en la<br />

pequeña tienda.<br />

Todo el mundo se vuelve para mirar a la desaliñada belleza con su vestido blanco y sucio. Las<br />

miradas de los hombres me provocan aún más náuseas.<br />

—¿Por qué no te has quedado en el coche? —le pregunto cuando se acerca.<br />

Menea un objeto de piel negra delante de mi cara.<br />

—Tu cartera.<br />

—Ah.<br />

Me la entrega, desaparece un momento y reaparece a mi lado con un humeante vaso para llevar<br />

de café en cada mano justo cuando llego a la caja.<br />

Deposito el montón de cosas sobre el mostrador.<br />

—¿Consultas nuestra ubicación en el móvil mientras pago? —pregunto quitándole a Tessa los<br />

enormes vasos de sus pequeñas manos.<br />

—¿Qué?<br />

—La ubicación, en tu teléfono..., para ver dónde estamos.<br />

El hombre corpulento tras el mostrador coge el bote de aspirinas, lo agita antes de escanear el<br />

código de barras y dice:<br />

—Estáis en Allhallows.<br />

Inclina la cabeza mirando a Tessa y ella sonríe amablemente.<br />

—Gracias. —Su sonrisa se intensifica y el pobre diablo se ruboriza.<br />

«Sí, ya sé que está buena. Pero será mejor que apartes la mirada antes de que te arranque los ojos<br />

de las cuencas —quiero decirle—. Y la próxima vez que hagas un puto ruido cuando tengo resaca,<br />

como acabas de hacer con ese bote de aspirinas, será tu fin.» Después de lo de anoche, no me<br />

vendría mal liberar tensiones, y no estoy de humor para aguantar que este triste individuo repase con<br />

la mirada las tetas de mi chica a las putas siete en punto de la mañana.<br />

Si no fuera tremendamente consciente de la falta de emoción en la mirada de Tessa, seguramente<br />

ya lo habría sacado a rastras del mostrador, pero su falsa sonrisa, sus ojos manchados de negro y su<br />

vestido sucio me detienen y me olvido de mis violentos pensamientos. Parece tan perdida, tan triste,<br />

tan jodidamente perdida...<br />

«¿Qué te he hecho?», pregunto para mis adentros.<br />

La mirada de Tess se dirige a la puerta, por la que entran una mujer joven y una niña cogidas de<br />

la mano. La miro mientras las observa y sigue sus movimientos, a mi parecer, con demasiado

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