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AFTER4

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Abrió los ojos sorprendida, sonrió y negó con la cabeza.<br />

—¿Y eso a qué viene?<br />

—Curiosidad. Estaba pensando que no vas a tener la boda con la que sueñan todas las mujeres.<br />

No habrá flores ni nada.<br />

Me dio una bolsa de palomitas dulces naranja chillón. Un viejo pasó entonces junto a nosotros y<br />

le sonrió a Tessa. Sus ojos se encontraron con los míos y apartó la vista rápidamente.<br />

—¿Flores? ¿En serio? —me preguntó ella poniendo los ojos en blanco mientras echaba a andar,<br />

ignorándome al ver que yo también los ponía.<br />

La seguí y estuve a punto de tropezar con un niño de paso vacilante con unas deportivas con luces<br />

que iba de la mano de su madre.<br />

—¿Qué hay de Landon? ¿Y de tu madre y David? —insistí—. ¿No quieres que estén presentes?<br />

Se volvió hacia mí y pude ver que Tessa pensaba que sería diferente. Durante el trayecto, nos<br />

cegaba tanto la emoción de haber decidido casarnos en Las Vegas que los dos nos olvidamos de la<br />

realidad.<br />

—Ay... —suspiró y se me quedó mirando fijamente mientras me acercaba.<br />

Al llegar a la caja registradora supe lo que estaba pensando: Landon y su madre tenían que estar<br />

presentes en su boda. Eran imprescindibles. Y Karen, a Karen se le partiría el corazón si se quedara<br />

sin ver cómo Tessa se convertía en mi mujer.<br />

Pagamos la comida basura y la cafeína. Bueno, de hecho, ella insistió en pagar y yo la dejé.<br />

—¿Todavía quieres hacerlo? Dime la verdad, nena. Podemos esperar —le aseguré mientras me<br />

abrochaba el cinturón de seguridad.<br />

Abrió la bolsa de palomitas de maíz naranja chillón y se echó una a la boca.<br />

—Sí, quiero —insistió.<br />

Pero no me parecía bien. Sabía que deseaba casarse conmigo y sabía que yo deseaba pasar el<br />

resto de mi vida con ella, pero no quería que empezara así. Quería que nuestras familias estuvieran<br />

allí. Quería que mi hermano y la pequeña Abby formaran parte de ese momento, que caminaran hacia<br />

el altar lanzando flores y arroz y haciendo todas las chorradas que la gente les hace hacer a los más<br />

pequeños en las bodas. Vi el modo en que se le iluminaba la cara mientras me contaba orgullosa<br />

cómo ayudó a organizar la boda de Landon.<br />

Quería que todo fuera perfecto para mi Tessa, así que cuando, media hora después, se quedó<br />

dormida, di media vuelta y deshice el camino hacia la casa de Ken. Cuando se despertó, sorprendida<br />

pero sin poner el grito en el cielo, se desabrochó el cinturón, se encaramó en mi regazo y me besó<br />

mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas.<br />

—Dios, cuánto te quiero, Hardin —me dijo pegada a mi cuello.<br />

Permanecimos una hora en el coche, con ella sentada en mi regazo. Cuando le dije que quería que<br />

Smith tirara arroz en nuestra boda, se echó a reír y comentó que seguramente lo haría con mucha<br />

precisión, grano a grano.<br />

Dos años después

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