AFTER4

06.04.2017 Views

le envío un mensaje de texto a Landon y le digo que no eche la llave de la puerta si vuelve o si sale y me marcho del apartamento para encontrarla. Sin embargo, no necesito ir muy lejos. En cuanto pongo un pie fuera, me la encuentro sentada en la escalera delantera del edificio. Tiene la mirada perdida, fija y severa. Ni siquiera advierte mi presencia cuando me aproximo a ella. Sólo cuando me siento a su lado levanta la vista, pero sus ojos siguen distantes. Observo detenidamente cómo se suavizan despacio. —Tenemos que hablar —digo. Ella asiente, aparta la mirada y espera a que le dé una explicación.

CAPÍTULO 74 Hardin —Tenemos que hablar —repito. La miro y me obligo a mantener las manos en mi propio regazo. —Eso parece. —Fuerza una sonrisa. Tiene las rodillas sucias y marcadas con arañazos rojos. —¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien? —Mi plan de guardarme las manos para mí se va a la mierda cuando le toco las piernas para examinarle las heridas. Tessa se aparta, con las mejillas y los ojos rojos. —No es nada. Sólo he tropezado. —Se suponía que no tenía que pasar nada de esto. —Has escrito un libro sobre nosotros y se lo has ofrecido a las editoriales. ¿Cómo puedes decirme que no ha sido intencionado? —No, me refería a todo esto. A ti y a mí, a todo. —Hay humedad, y me está costando más de lo que esperaba expresarme—. Este año se me ha hecho eterno. He aprendido mucho sobre mí mismo y sobre la vida, y sobre cómo debería ser. Tenía una visión muy equivocada de todo. Me odiaba a mí mismo y odiaba a todos los que me rodeaban. Ella permanece en silencio, pero sé, por cómo le tiembla el labio inferior, que se está esforzando por mantener la compostura. —Sé que no lo entiendes, poca gente lo hace, pero odiarse a uno mismo es la peor sensación del mundo, y a eso es a lo que yo tenía que enfrentarme a diario. Sin embargo, eso no excusa todas mis cagadas. Jamás debería haberte tratado como lo hice, y tenías todo el derecho a dejarme. Sólo espero que leas el libro entero antes de tomar una decisión. No puedes juzgarlo sin haberlo leído de cabo a rabo. —Estoy intentando no juzgar, Hardin, de verdad que no lo hago, pero esto es demasiado. Había salido de este patrón, y no me esperaba esto, y aún sigo sin poder entenderlo. —Sacude la cabeza como si estuviera intentando aclarar los rápidos pensamientos que veo que se forman tras esos bonitos ojos. —Lo sé, nena. Lo sé. —Cuando cubro su mano con la mía, se encoge. Giro con suavidad su mano para examinar los arañazos que cubren la piel de su palma—. ¿Estás bien? Ella asiente y permite que recorra la herida con la yema de mi dedo. —¿Quién iba a querer leerlo? —dice entonces—. No puedo creer que lo quieran tantas editoriales. —Aparta la mirada de mí y se centra en la ciudad, que parece moverse a nuestro alrededor, tan bulliciosa como siempre. —Mucha gente —contesto, y me encojo de hombros porque es la verdad.

le envío un mensaje de texto a Landon y le digo que no eche la llave de la puerta si vuelve o si sale y<br />

me marcho del apartamento para encontrarla.<br />

Sin embargo, no necesito ir muy lejos. En cuanto pongo un pie fuera, me la encuentro sentada en<br />

la escalera delantera del edificio. Tiene la mirada perdida, fija y severa. Ni siquiera advierte mi<br />

presencia cuando me aproximo a ella. Sólo cuando me siento a su lado levanta la vista, pero sus ojos<br />

siguen distantes. Observo detenidamente cómo se suavizan despacio.<br />

—Tenemos que hablar —digo.<br />

Ella asiente, aparta la mirada y espera a que le dé una explicación.

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