AFTER4
pero me alivia ver que levanta la mano para secarse las lágrimas—. Lamento que sientas que te he quitado algo. Sin embargo, sé que tiene más cosas que decir. —No te contengas, te conozco: di lo que tengas que decir. —No me ha gustado nada cómo has reaccionado —resopla. —Lo sé, y... Levanta una mano y replica: —No he terminado. —Se aclara la garganta—. Quiero ser madre desde que tengo uso de razón. De pequeña era igual que cualquier niña con sus muñecas, tal vez un poco más. Ser madre era muy importante para mí. Nunca me he cuestionado si podía serlo ni me he preocupado por si no podía. —Lo sé, yo... —Por favor, déjame hablar —dice entre dientes. Tengo que cerrar el pico de una vez. En lugar de responder, asiento y guardo silencio. —Siento una tremenda pérdida en mi interior —prosigue—. Y no tengo la fuerza como para preocuparme porque me culpes. Me parece bien que tú también sientas esa pérdida, quiero que seas sincero siempre sobre lo que sientes, pero el que se ha destruido no es uno de tus sueños. Tú no querías tener hijos hasta hace diez minutos, así que no me parece justo que estés así. Aguardo unos segundos y la miro levantando una ceja, buscando su permiso para hablar. Ella asiente, pero entonces el fuerte sonido de la bocina de un camión casi la hace saltar del coche. —Te llevaré a casa de Vance —le digo—. Aunque me gustaría entrar y quedarme contigo. Tessa está mirando por la ventanilla, pero asiente suavemente. —Quiero decir, para consolarte..., como debería haber hecho. Con un gesto tan suave como cuando ha asentido, la veo poner los ojos en blanco.
CAPÍTULO 57 Tessa Hardin y Vance intercambian una incómoda mirada cuando pasan uno al lado del otro en el vestíbulo. Es raro tener aquí conmigo a Hardin después de todo lo ocurrido. No puedo ignorar el esfuerzo y el control que está demostrando al venir aquí, a casa de su padre biológico. Es difícil centrarse tan sólo en uno de los muchos obstáculos que han surgido últimamente: el comportamiento de Hardin en Londres, Vance y Trish, la muerte de mi padre, mis problemas de fertilidad... Es demasiado y parece no acabar nunca. De alguna forma, siento un alivio tremendo, indescriptible, después de haberle contado a Hardin lo que me ocurre. Sin embargo, siempre hay algo esperando a ser revelado o arrojado contra uno de nosotros. Y Nueva York es lo siguiente. No sé si debería decírselo ahora que ya hay un conflicto entre nosotros. Odio la forma en la que ha reaccionado, pero le agradezco los remordimientos que ha demostrado después de haber ignorado mis sentimientos. Si no hubiera parado el coche y se hubiera disculpado, probablemente no habría sido capaz de dirigirle la palabra nunca más. No puedo contar las veces que he dicho, pensado o jurado esas palabras desde que lo conocí. Me debo a mí misma el creer que esta vez iba en serio. —¿En qué estás pensando? —me pregunta mientras cierra la puerta de mi habitación al entrar. Sin dudarlo, respondo con sinceridad: —En que no habría vuelto a hablarte más. —¿Qué? —Avanza hacia mí y yo me aparto de él. —Si no te hubieras disculpado, no habría tenido nada más que decirte. Suspira y se pasa la mano por el pelo. —Lo sé. No puedo dejar de pensar en lo que ha dicho antes: «Yo tampoco, pero ahora que sé que ya no puede ser...». Sigo en shock por culpa de eso, estoy segura. Jamás creí que oiría esas palabras de su boca. No parecía posible que fuera a cambiar de opinión pero, una vez más, siendo fiel a la disfunción de nuestra relación, sólo cambia de idea tras la tragedia. —Ven aquí —me pide. Los brazos de Hardin están abiertos para mí, pero dudo.
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CAPÍTULO 57<br />
Tessa<br />
Hardin y Vance intercambian una incómoda mirada cuando pasan uno al lado del otro en el vestíbulo.<br />
Es raro tener aquí conmigo a Hardin después de todo lo ocurrido. No puedo ignorar el esfuerzo y el<br />
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Es difícil centrarse tan sólo en uno de los muchos obstáculos que han surgido últimamente: el<br />
comportamiento de Hardin en Londres, Vance y Trish, la muerte de mi padre, mis problemas de<br />
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Es demasiado y parece no acabar nunca.<br />
De alguna forma, siento un alivio tremendo, indescriptible, después de haberle contado a Hardin<br />
lo que me ocurre.<br />
Sin embargo, siempre hay algo esperando a ser revelado o arrojado contra uno de nosotros.<br />
Y Nueva York es lo siguiente.<br />
No sé si debería decírselo ahora que ya hay un conflicto entre nosotros. Odio la forma en la que<br />
ha reaccionado, pero le agradezco los remordimientos que ha demostrado después de haber ignorado<br />
mis sentimientos. Si no hubiera parado el coche y se hubiera disculpado, probablemente no habría<br />
sido capaz de dirigirle la palabra nunca más.<br />
No puedo contar las veces que he dicho, pensado o jurado esas palabras desde que lo conocí. Me<br />
debo a mí misma el creer que esta vez iba en serio.<br />
—¿En qué estás pensando? —me pregunta mientras cierra la puerta de mi habitación al entrar.<br />
Sin dudarlo, respondo con sinceridad:<br />
—En que no habría vuelto a hablarte más.<br />
—¿Qué? —Avanza hacia mí y yo me aparto de él.<br />
—Si no te hubieras disculpado, no habría tenido nada más que decirte.<br />
Suspira y se pasa la mano por el pelo.<br />
—Lo sé.<br />
No puedo dejar de pensar en lo que ha dicho antes: «Yo tampoco, pero ahora que sé que ya no<br />
puede ser...».<br />
Sigo en shock por culpa de eso, estoy segura. Jamás creí que oiría esas palabras de su boca. No<br />
parecía posible que fuera a cambiar de opinión pero, una vez más, siendo fiel a la disfunción de<br />
nuestra relación, sólo cambia de idea tras la tragedia.<br />
—Ven aquí —me pide.<br />
Los brazos de Hardin están abiertos para mí, pero dudo.