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AFTER4

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CAPÍTULO 4<br />

Hardin<br />

—Jack Daniel’s con cola —ladro.<br />

El camarero calvo me lanza una mirada asesina mientras coge un vaso vacío de la estantería y lo<br />

llena de hielo. Es una lástima que no se me haya ocurrido invitar a Vance; podríamos haber<br />

compartido una copa como padre e hijo.<br />

«Joder, todo esto es una puta mierda.»<br />

—Que sea doble —le digo al hombretón de detrás de la barra.<br />

—Recibido —responde él sarcásticamente.<br />

Mi mirada encuentra el viejo televisor de la pared y leo los subtítulos que aparecen en la parte<br />

inferior de la pantalla. Es un anuncio de una compañía de seguros y no para de aparecer un bebé<br />

riéndose. Nunca entenderé por qué deciden meter bebés en todos los putos anuncios.<br />

El camarero me desliza la bebida sin mediar palabra por la barra de madera justo cuando el bebé<br />

hace un sonido que supuestamente pretende resultar incluso más «adorable» que sus risas. Me llevo<br />

el vaso a los labios y dejo que mi mente me traslade lejos de aquí.<br />

—¿Por qué has traído a casa productos para bebés? —había preguntado yo.<br />

Ella se sentó sobre la tapa del váter y se recogió el pelo en una cola de caballo. Empezaba a<br />

preocuparme que se hubiera obsesionado con los niños; sin duda lo parecía.<br />

—No es un producto para bebés —me respondió Tessa echándose a reír—. Sólo tiene a un bebé<br />

y a un padre impresos en el envoltorio.<br />

—Pues no entiendo por qué.<br />

Levanté la caja de productos de afeitado que Tessa me había traído y examiné las rechonchas<br />

mejillas de un bebé mientras me preguntaba qué cojones pintaba un niño pequeño en un kit de<br />

afeitado.<br />

Ella se encogió de hombros.<br />

—Yo tampoco, pero seguro que introducir la imagen de un bebé aumentará las ventas.<br />

—Puede que en el caso de las mujeres que les compran estas mierdas a sus novios o a sus<br />

maridos —la corregí.<br />

Ningún hombre en su sano juicio habría cogido esa cosa del supermercado.<br />

—No, seguro que los padres también lo comprarían.<br />

—Seguro. —Abrí la caja, dispuse el contenido delante de mí y la miré a los ojos a través del<br />

espejo—. Y ¿este bol?<br />

—Es para la crema. Conseguirás un mejor afeitado si usas la brocha.

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