AFTER4
Pongo los ojos en blanco al leer su nombre en la pantalla. «Puto Trevor.» Puto Trevor. Eso ef lo qeu he dicho. Le he dixho a Kim lo mijmu. «Demasiadas erratas como para leer eso. Vete a dormir y escríbeme mañana —le digo. Luego añado otro mensaje—: Por favor. Por favor, escríbeme mañana.» En mi rostro se instala una sonrisa cuando me manda los dibujitos de un móvil, una cara soñolienta y un maldito tigre.
CAPÍTULO 49 Hardin La voz familiar de Nate resuena en el estrecho pasillo: —¡Scott! «Mierda.» Sabía que no podría hacer esto sin cruzarme con uno de ellos. He venido al campus para hablar con mis profesores. Quería asegurarme de que mi padre pudiera entregarles mis últimos trabajos. Tener amigos, o padres, en puestos de importancia la verdad es que ayuda, y me han dado permiso para faltar al resto de las clases de este trimestre. Me he estado perdiendo muchas, de todas formas; la diferencia no se notará demasiado. El pelo rubio de Nate es más largo ahora, y lo lleva peinado en una especie de tupé desordenado. —Oye, tío, me ha parecido que intentabas evitarme hace un momento —dice mirándome directamente a la cara. —Qué perspicaz, ¿no? —replico mientras me encojo de hombros. ¿Para qué mentir? —Siempre he odiado esas palabrotas que usas. —Ríe. Podría haber pasado sin verlo hoy, incluso sin volver a verlo jamás. No es que tenga nada en contra de él, siempre me ha caído algo mejor que el resto de mis amigos, pero ya he superado toda esa mierda. Interpreta mi silencio como otra oportunidad para intervenir. —Hace siglos que no te veo por el campus. ¿Te vas a graduar pronto? —Sí, a mediados del mes que viene. Camina a mi lado a paso lento. —Logan también. Irás a la ceremonia, ¿no? —Ni de coña. —Me río—. ¿Me lo estás preguntando en serio? En mi mente aparecen flashes de la bronca que me echó Tessa, y me muerdo el labio para no sonreír. Sé que ella quiere que vaya a la ceremonia de graduación, pero no pienso ir ni loco. «¿Tal vez debería reconsiderarlo?» —Vale... —me dice. Luego señala mi mano—. ¿Y esa escayola? La levanto un momento y lo miro. —Es una larga historia. «Una que no pienso contarte. »¿Lo ves, Tessa? Estoy aprendiendo a controlarme. »Aunque te esté hablando en mi cabeza y tú ni siquiera estés aquí. »Vale, puede que siga estando loco, pero estoy siendo más amable con la gente... Deberías sentirte orgullosa. »Mierda, qué mal lo llevo.»
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CAPÍTULO 49<br />
Hardin<br />
La voz familiar de Nate resuena en el estrecho pasillo:<br />
—¡Scott!<br />
«Mierda.» Sabía que no podría hacer esto sin cruzarme con uno de ellos. He venido al campus<br />
para hablar con mis profesores. Quería asegurarme de que mi padre pudiera entregarles mis últimos<br />
trabajos. Tener amigos, o padres, en puestos de importancia la verdad es que ayuda, y me han dado<br />
permiso para faltar al resto de las clases de este trimestre. Me he estado perdiendo muchas, de todas<br />
formas; la diferencia no se notará demasiado.<br />
El pelo rubio de Nate es más largo ahora, y lo lleva peinado en una especie de tupé desordenado.<br />
—Oye, tío, me ha parecido que intentabas evitarme hace un momento —dice mirándome<br />
directamente a la cara.<br />
—Qué perspicaz, ¿no? —replico mientras me encojo de hombros. ¿Para qué mentir?<br />
—Siempre he odiado esas palabrotas que usas. —Ríe.<br />
Podría haber pasado sin verlo hoy, incluso sin volver a verlo jamás. No es que tenga nada en<br />
contra de él, siempre me ha caído algo mejor que el resto de mis amigos, pero ya he superado toda<br />
esa mierda.<br />
Interpreta mi silencio como otra oportunidad para intervenir.<br />
—Hace siglos que no te veo por el campus. ¿Te vas a graduar pronto?<br />
—Sí, a mediados del mes que viene.<br />
Camina a mi lado a paso lento.<br />
—Logan también. Irás a la ceremonia, ¿no?<br />
—Ni de coña. —Me río—. ¿Me lo estás preguntando en serio?<br />
En mi mente aparecen flashes de la bronca que me echó Tessa, y me muerdo el labio para no<br />
sonreír. Sé que ella quiere que vaya a la ceremonia de graduación, pero no pienso ir ni loco.<br />
«¿Tal vez debería reconsiderarlo?»<br />
—Vale... —me dice. Luego señala mi mano—. ¿Y esa escayola?<br />
La levanto un momento y lo miro.<br />
—Es una larga historia.<br />
«Una que no pienso contarte.<br />
»¿Lo ves, Tessa? Estoy aprendiendo a controlarme.<br />
»Aunque te esté hablando en mi cabeza y tú ni siquiera estés aquí.<br />
»Vale, puede que siga estando loco, pero estoy siendo más amable con la gente... Deberías<br />
sentirte orgullosa.<br />
»Mierda, qué mal lo llevo.»