AFTER4
CAPÍTULO 47 Tessa El trayecto en coche ha sido tan horrible como esperaba. La carretera parecía no tener fin, cada línea amarilla era una de sus sonrisas, una de las veces que frunce el ceño. Cada interminable hilera de coches parecía burlarse de cada error que haya cometido, y cada coche en la carretera era otro extraño, otra persona con sus propios problemas. Me he sentido sola, demasiado sola, en mi pequeño coche mientras me alejaba cada vez más de donde quería estar. «¿Soy tonta por luchar incluso contra eso? ¿Seré lo bastante fuerte como para luchar contracorriente esta vez? ¿Acaso quiero hacerlo?» ¿Qué posibilidades hay de que esta vez, después de lo que parecen cientos de veces, vaya a ser diferente? ¿Está simplemente desesperado diciendo lo que siempre he querido oír porque sabe lo mucho que me he distanciado de él? Siento que mi cabeza es como una novela de dos mil páginas llena de pensamientos profundos, parloteos absurdos y un montón de preguntas chungas para las que no tengo respuestas. Al detenerme delante de la casa de Kimberly y Christian hace unos minutos, la tensión acumulada en mis hombros era casi insoportable. Podía sentir literalmente mis músculos tensándose bajo la piel hasta el punto de partirse y, mientras estoy aquí sentada en el salón, esperando a que Kim baje, la tensión no ha hecho más que aumentar. Smith desciende por la escalera y arruga la nariz disgustado. —Dice que bajará en cuanto termine de frotarle la pierna a mi padre —anuncia. No puedo evitar reírme al oír al pequeño de los hoyuelos. —Vale. Gracias. No ha dicho ni una palabra cuando me ha abierto la puerta hace tan sólo unos minutos. Sólo me ha mirado de arriba abajo y me ha hecho una señal con la mano para que entrara con una sonrisilla. Y lo cierto es que me ha impresionado su sonrisa, pequeña o no. Se sienta en el borde del sofá sin decir ni una palabra y se concentra en un aparato que tiene en la mano mientras yo lo observo. El hermano pequeño de Hardin. Es tan raro pensar que este niño adorable al que parezco disgustarle por algún motivo ha sido todo este tiempo su hermano biológico... Sin embargo, de alguna forma tiene sentido, puesto que siempre ha demostrado mucha curiosidad por Hardin y parecía disfrutar de su compañía cuando a la mayoría de las personas no les ocurre. Se vuelve y me pilla mirándolo. —¿Dónde está tu Hardin? «Tu Hardin.» Parece que cada vez que me hace esa pregunta, «mi Hardin» está lejos. Esta vez, más lejos que nunca.
—Está... Entonces Kimberly entra en el salón y viene directa hacia mí con los brazos abiertos. Por supuesto, lleva zapatos de tacón y va maquillada. Supongo que el mundo exterior sigue girando, aunque el mío se haya detenido. —¡Tessa! —chilla mientras rodea mis hombros con los brazos y me aprieta tan fuerte que me hace toser—. ¡Vaya, ha pasado demasiado tiempo! Me estrecha contra sí una vez más antes de echarse atrás y cogerme del brazo para llevarme a la cocina. —¿Cómo va todo? —le pregunto, y me subo al mismo taburete en el que siempre solía acabar sentada. Ella se queda de pie frente a la barra de desayuno y se pasa las manos por su melena rubia hasta los hombros, se la echa hacia atrás y se la recoge en un moño flojo en lo alto de la cabeza. —Bueno, parece ser que todos sobrevivimos al maldito viaje a Londres. —Compone una mueca y yo hago lo mismo—. Por los pelos, pero así fue. —¿Cómo está la pierna del señor Vance? —¿El señor Vance? —se ríe—. No, no vas a volver a eso por todas las cosas raras que han sucedido. Ya te dije que puedes llamarlo Christian o Vance. Su pierna se está curando; por suerte, el fuego quemó la ropa del todo, pero muy poco la piel —dice con el ceño fruncido y los hombros temblorosos. —¿Se ha metido en líos? Líos legales, quiero decir... —pregunto tratando de no parecer insistente. —En realidad, no. Se inventó una historia sobre un grupo de vándalos que entraron a la fuerza y destrozaron la casa antes de quemarla. Es un caso de incendio provocado sin culpables. Niega con la cabeza y pone los ojos en blanco. A continuación, se sacude las manos en el vestido y vuelve a mirarme. —¿Y tú qué tal, Tessa? Sentí mucho lo de tu padre. Debería haberte llamado más; he estado ocupada intentando asimilar todo esto. —Alarga el brazo sobre la encimera de granito y pone la mano sobre la mía—. Aunque eso no es ninguna excusa. —No, no. No te disculpes. Tenías demasiado entre manos y yo no habría sido la mejor compañía de todas formas. Si me hubieras llamado, puede que ni siquiera hubiera sido capaz de contestar. Me he estado volviendo loca, literalmente. Intento reírme, pero incluso yo percibo el sonido falso y seco que sale de mí. —Me lo imagino. —Me mira escéptica—. ¿Qué pasa con esto? —Sus manos se mueven frente a mí, y entonces miro mi sudadera cutre y mis vaqueros sucios. —No lo sé, han sido dos semanas muy largas. Me encojo de hombros y me pongo el pelo despeinado detrás de las orejas. —Está claro que vuelves a estar de bajón. ¿Hardin ha hecho algo nuevo o es aún lo de Londres? Kimberly arquea una ceja perfecta, lo que me recuerda lo pobladas que deben de estar las mías. Las pinzas y la cera han sido lo último en lo que podía pensar, pero Kim es una de esas mujeres que te hacen querer estar guapa todo el tiempo para mantenerte a su nivel.
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CAPÍTULO 47<br />
Tessa<br />
El trayecto en coche ha sido tan horrible como esperaba. La carretera parecía no tener fin, cada línea<br />
amarilla era una de sus sonrisas, una de las veces que frunce el ceño. Cada interminable hilera de<br />
coches parecía burlarse de cada error que haya cometido, y cada coche en la carretera era otro<br />
extraño, otra persona con sus propios problemas. Me he sentido sola, demasiado sola, en mi pequeño<br />
coche mientras me alejaba cada vez más de donde quería estar.<br />
«¿Soy tonta por luchar incluso contra eso? ¿Seré lo bastante fuerte como para luchar<br />
contracorriente esta vez? ¿Acaso quiero hacerlo?»<br />
¿Qué posibilidades hay de que esta vez, después de lo que parecen cientos de veces, vaya a ser<br />
diferente? ¿Está simplemente desesperado diciendo lo que siempre he querido oír porque sabe lo<br />
mucho que me he distanciado de él?<br />
Siento que mi cabeza es como una novela de dos mil páginas llena de pensamientos profundos,<br />
parloteos absurdos y un montón de preguntas chungas para las que no tengo respuestas.<br />
Al detenerme delante de la casa de Kimberly y Christian hace unos minutos, la tensión acumulada<br />
en mis hombros era casi insoportable. Podía sentir literalmente mis músculos tensándose bajo la piel<br />
hasta el punto de partirse y, mientras estoy aquí sentada en el salón, esperando a que Kim baje, la<br />
tensión no ha hecho más que aumentar.<br />
Smith desciende por la escalera y arruga la nariz disgustado.<br />
—Dice que bajará en cuanto termine de frotarle la pierna a mi padre —anuncia.<br />
No puedo evitar reírme al oír al pequeño de los hoyuelos.<br />
—Vale. Gracias.<br />
No ha dicho ni una palabra cuando me ha abierto la puerta hace tan sólo unos minutos. Sólo me ha<br />
mirado de arriba abajo y me ha hecho una señal con la mano para que entrara con una sonrisilla. Y lo<br />
cierto es que me ha impresionado su sonrisa, pequeña o no.<br />
Se sienta en el borde del sofá sin decir ni una palabra y se concentra en un aparato que tiene en la<br />
mano mientras yo lo observo. El hermano pequeño de Hardin. Es tan raro pensar que este niño<br />
adorable al que parezco disgustarle por algún motivo ha sido todo este tiempo su hermano<br />
biológico... Sin embargo, de alguna forma tiene sentido, puesto que siempre ha demostrado mucha<br />
curiosidad por Hardin y parecía disfrutar de su compañía cuando a la mayoría de las personas no les<br />
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Se vuelve y me pilla mirándolo.<br />
—¿Dónde está tu Hardin?<br />
«Tu Hardin.» Parece que cada vez que me hace esa pregunta, «mi Hardin» está lejos. Esta vez,<br />
más lejos que nunca.