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AFTER4

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—sugiere con su tono comprensivo de siempre.<br />

—¿Cómo lo haces?<br />

Ella ladea la cabeza confundida.<br />

—¿El qué?<br />

—Tener siempre las palabras adecuadas.<br />

—Eso no es cierto. —Nos reímos suavemente—. No siempre tengo las palabras adecuadas.<br />

—Sí las tienes. —Alargo la mano para tocarla, pero ella se aparta—. Siempre las tienes.<br />

Siempre las has tenido. Sólo que antes no podía escucharte.<br />

Tessa aparta la mirada, pero no me importa. Necesita tiempo para acostumbrarse a oírme decir<br />

estas cosas, pero se acostumbrará. Me he prometido a mí mismo decirle lo que siento y dejar de ser<br />

tan egoísta y esperar a que descifre todas mis palabras y mis intenciones.<br />

La vibración de su teléfono móvil interrumpe el silencio, y lo saca del bolsillo de la enorme<br />

sudadera que lleva. Hago un esfuerzo por pensar que se ha comprado la sudadera de la WCU y que<br />

no se está poniendo la ropa de Landon. Me he visto obligado a llevar todas las prendas bordadas con<br />

el logo de la WCU habidas y por haber, pero odio la idea de que su ropa toque su piel. Es algo<br />

absurdo e irracional, pero no puedo evitar que esos pensamientos se instalen en mi mente.<br />

Tessa desliza el dedo por la pantalla y tardo un momento en asimilar lo que estoy viendo.<br />

Le quito el teléfono de las manos antes de que pueda detenerme.<br />

—¿Un iPhone? ¿Estás de coña? —Observo el nuevo teléfono en mis manos—. ¿Esto es tuyo?<br />

—Sí. —Sus mejillas se sonrojan y alarga la mano para quitármelo, pero estiro los brazos por<br />

encima de mi cabeza, fuera de su alcance.<br />

—O sea, que ahora te compras un iPhone, ¡pero cuando yo quería que lo hicieras te negaste en<br />

redondo! —bromeo.<br />

Abre los ojos como platos y toma aire nerviosa.<br />

—¿Qué te ha hecho cambiar de idea? —le sonrío para aliviar su malestar.<br />

—No lo sé. Supongo que ya tocaba. —Se encoge de hombros, aún nerviosa.<br />

No me gusta verla tan agitada, pero quiero creer que un poco de diversión es todo lo que<br />

necesitamos.<br />

—¿Cuál es el código? —pregunto mientras introduzco los dígitos que creo que habrá usado.<br />

¡Toma! Acierto al primer intento y accedo a la pantalla de inicio.<br />

—¡Hardin! —chilla mientras intenta quitarme el dispositivo—. ¡No puedes cotillearme el móvil!<br />

—Se inclina sobre mí y me agarra el brazo descubierto con una mano mientras intenta alcanzar el<br />

móvil con la otra.<br />

—Claro que puedo —me río.<br />

El más mínimo contacto por su parte me vuelve loco; todas y cada una de las células bajo mi piel<br />

cobran vida con el roce de la suya.<br />

Sonríe y extiende su pequeña mano, a juego con esa dulce sonrisita que tanto he echado de menos.<br />

—Muy bien. Pues dame a mí el tuyo.<br />

—No, de eso nada. —Sigo tomándole el pelo mientras reviso de manera obsesiva sus mensajes<br />

de texto.

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