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AFTER4

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CAPÍTULO 38<br />

Hardin<br />

Tessa no ha dicho ni una palabra desde que he entrado en el taxi, y estoy demasiado ocupado<br />

intentando controlar mi temperamento como para comentar nada. Verla allí fuera, en la oscuridad,<br />

huyendo de algo, de Zed, concretamente, me está volviendo loco de rabia, y sería demasiado fácil<br />

ceder ante ella. Liberarla.<br />

Pero no puedo hacerlo. Esta vez no. Esta vez le demostraré que puedo controlar mi boca y mis<br />

puños. Me he metido en este taxi con ella en lugar de aplastarle a Zed la cabeza contra el suelo como<br />

se merecía. Espero que lo tenga en cuenta. Espero que esto ayude a mi causa, aunque sea sólo un<br />

poco.<br />

Tessa todavía no ha intentado escapar, y no ha replicado cuando le he dicho al taxista que nos<br />

llevase a casa de su madre para recoger sus cosas. Eso es buena señal. Tiene que serlo. Su ropa,<br />

empapada, se ciñe a cada milímetro de su cuerpo, y tiene el pelo pegado a la frente. Se lo aparta con<br />

la mano y suspira cuando unos mechones rebeldes insisten en caer. Me cuesta un mundo no alargar la<br />

mano y colocárselos detrás de las orejas.<br />

—Espere aquí mientras vamos adentro —le digo al taxista—. Saldremos antes de cinco minutos,<br />

así que no se le ocurra marcharse.<br />

Me ha recogido tarde de todos modos, así que no debería importarle esperar. Aunque no me<br />

quejo: si hubiera llegado a tiempo, no me habría encontrado con Tessa, sola bajo la lluvia.<br />

Ella abre la puerta y cruza el jardín. No se inmuta cuando la lluvia cae sobre ella y envuelve su<br />

cuerpo, casi arrebatándomela. Tras recordarle al taxista que no se mueva por segunda vez, corro tras<br />

ella antes de que la lluvia nos separe más todavía.<br />

Contengo el aliento y me obligo a pasar por alto la camioneta roja aparcada delante de la casa.<br />

De alguna manera, Zed ha llegado aquí antes que nosotros, como si supiera adónde iba a llevarla.<br />

Pero no puedo perder los estribos. Tengo que demostrarle a Tessa que soy capaz de contenerme y de<br />

anteponer sus sentimientos a los míos.<br />

Entra en la casa y yo la sigo unos segundos después. Pero Carol ya está encima de ella cuando lo<br />

hago.<br />

—Theresa, ¿cuántas veces vas a hacer esto? ¡Te estás arrastrando de nuevo a una situación que<br />

sabes que no va a funcionar!<br />

Zed está de pie en medio del salón, formando un charco de agua en el suelo. Tessa se pinza el<br />

puente de la nariz con los dedos, un signo de puro agobio, y una vez más tengo que esforzarme por<br />

mantener mi puta boca cerrada.<br />

Una palabra en falso por mi parte hará que se quede aquí, a horas de distancia de mí.<br />

Tessa levanta una mano, un gesto a caballo entre una orden y una súplica.

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