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AFTER4

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Odio el hecho de que se haya convertido en la fuente de su consuelo; una de mis mayores<br />

inseguridades acaba de darme en toda la cara, pero no puedo permitirme pensar de ese modo. Tengo<br />

que pensar en ella. En su bienestar. Retrocedo torpemente y me dirijo hacia la puerta. Una vez fuera<br />

de la pequeña habitación, me apoyo contra ésta para recuperar el aliento. ¿Cómo ha podido nuestra<br />

vida desmoronarse tanto en tan poco tiempo?<br />

De repente, me encuentro en la cocina de Carol llenando un vaso con agua. Es incómodo, ya que<br />

sólo tengo una mano hábil, y tardo más en coger el vaso, en llenarlo y en cerrar el grifo, y durante<br />

todo el proceso, las protestas de la mujer detrás de mí me ponen de los nervios.<br />

Me vuelvo para mirarla y espero que me diga que ha llamado a la policía, pero se limita a<br />

fulminarme con la mirada en silencio.<br />

—Me importan una mierda las pequeñeces ahora mismo. Llama a la policía o haz lo que te dé la<br />

gana, pero no pienso marcharme de esta casa hasta que hable conmigo. —Doy un trago de agua y<br />

recorro la cocina pequeña pero inmaculada hasta estar delante de ella.<br />

—¿Cómo has venido? Estabas en Londres —dice Carol con voz severa.<br />

—En un puto avión. ¿Cómo iba a venir?<br />

Pone los ojos en blanco.<br />

—Sólo porque hayas atravesado medio mundo y te hayas presentado aquí antes de que salga el<br />

sol no significa que puedas estar con ella —dice furiosa—. Lo ha dejado bien claro. ¿Por qué no la<br />

dejas en paz? No paras de hacerle daño, y no pienso seguir permitiéndolo.<br />

—No necesito tu aprobación.<br />

—Y ella no te necesita a ti —dispara Carol, y me quita el vaso de la mano como si fuera una<br />

pistola cargada. Lo suelta de un golpe sobre la encimera y me mira a los ojos.<br />

—Sé que no te gusto, pero la amo. He cometido errores, demasiados, pero, Carol, si crees que<br />

voy a permitir que se quede contigo después de que viera lo que vio, y después de que viviera lo que<br />

vivió, estás aún más loca de lo que pensaba.<br />

Vuelvo a coger el vaso, sólo por fastidiarla, y doy otro trago.<br />

—Estará bien —responde ella con frialdad.<br />

A continuación, hace una pausa y algo en su interior parece romperse.<br />

—La gente muere todos los días; ¡lo superará! —dice en voz demasiado alta.<br />

Espero que Tessa no haya oído el insensible comentario de su madre.<br />

—¿Estás hablando en serio? Es tu puñetera hija, y él era tu marido... —Dejo la frase sin terminar<br />

al recordar que no estaban legalmente casados—. Está sufriendo, y tú te estás comportando como una<br />

zorra desalmada, lo que es justamente la razón por la que no pienso dejarla aquí contigo. ¡Landon no<br />

debería haberte permitido recogerla!<br />

Carol inclina la cabeza hacia atrás indignada.<br />

—¿«Haberme permitido»? ¡Es mi hija!<br />

El vaso que tengo en la mano tiembla, y el agua se derrama por el borde y cae al suelo.<br />

—¡Pues quizá deberías empezar a actuar en consecuencia e intentar estar ahí para ella!<br />

—¿Estar ahí para ella? Y ¿quién está aquí para mí? —Su voz carente de emoción se quiebra, y<br />

me sorprendo cuando esta mujer, a la que creía de piedra, se apoya en la encimera para evitar caerse

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