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AFTER4

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Tessa gimotea y se acurruca con las rodillas pegadas al pecho.<br />

Sé que lo pasa mal, y sé que no debería estar aquí, pero también sé que su madre y Noah nunca<br />

serán capaces de estar ahí para ella de verdad. Conozco a Tessa mucho mejor que ellos dos juntos, y<br />

yo jamás la había visto en este estado, de modo que seguramente ninguno de ellos tiene ni la menor<br />

idea de qué hacer con ella mientras siga así.<br />

—Hardin, si no te marchas, llamaré a la policía —me advierte Carol con voz grave y<br />

amenazadora—. No sé qué le has hecho esta vez, pero ya estoy harta, y no eres bien recibido aquí.<br />

Nunca lo has sido y nunca lo serás.<br />

Ignoro a los dos entrometidos y me siento en una esquina de la cama de la infancia de Tessa.<br />

Para mi espanto, se aparta de nuevo, esta vez retrocediendo con las manos, hasta que llega al<br />

borde y se cae al suelo. Me levanto al instante y la cojo en brazos, pero los sonidos que emite cuando<br />

mi piel roza la suya son aún peores que sus gritos de terror de hace unos minutos. Al principio no sé<br />

muy bien qué hacer, pero al cabo de unos interminables segundos, la frase «¡Suéltame!» escapa de<br />

sus labios agrietados y me atraviesa como una daga. Me golpea el pecho y me araña los brazos,<br />

intentando librarse de mí. Me resulta difícil tratar de apaciguarla con esta escayola. Temo hacerle<br />

daño, y eso es lo último que quiero.<br />

Por mucho que me duela verla tan desesperada por alejarse de mí, me alegro de que reaccione.<br />

La Tessa silenciosa era lo peor, y en lugar de gritarme, como lo está haciendo en estos momentos, su<br />

madre debería estarme agradecida por haber sacado a su hija de esa fase de su dolor.<br />

—¡Suéltame! —grita de nuevo, y Noah empieza a protestar por detrás de mí.<br />

La mano de Tessa impacta contra mi dura escayola y grita de nuevo:<br />

—¡Te odio!<br />

Sus palabras me destrozan, pero sigo reteniendo su cuerpo, que no cesa de golpearme, entre los<br />

brazos.<br />

La grave voz de Noah atraviesa los gritos de Tessa:<br />

—¡Estás empeorando las cosas!<br />

Entonces ella calla de nuevo... y hace lo peor que podría hacerle a mi corazón. Libera sus manos<br />

de las mías —es difícil de cojones retenerla con una sola mano— y las alarga hacia Noah.<br />

Tessa le está pidiendo auxilio a Noah porque no soporta verme.<br />

La suelto inmediatamente, y corre hacia sus brazos. Él la coge de la cintura y del cuello y la<br />

estrecha contra su pecho. La furia me invade y me esfuerzo al máximo por mantener la calma mientras<br />

observo sus manos sobre ella. Si lo golpeo, ella me odiará aún más. Y si no lo hago, esta escena me<br />

va a volver loco.<br />

Joder, ¿por qué he tenido que venir aquí? Debería haber mantenido las distancias tal y como<br />

había planeado. Ahora que estoy aquí soy incapaz de obligar a mis pies a salir de esta puta<br />

habitación, y su llanto sólo alimenta mi necesidad de estar cerca de ella. Haga lo que haga, llevo las<br />

de perder, y la idea me está volviendo loco.<br />

—Haz que se marche —solloza Tessa contra el pecho de Noah.<br />

El terrible dolor de su rechazo me deja inmóvil durante unos segundos. Noah se vuelve entonces<br />

hacia mí, pidiéndome en silencio de la manera más civilizada posible que salga de la habitación.

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