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24/3/2017 Kiosko y Más El Correo 24 mar. 2017 Page #34<br />
34<br />
[OPINIÓN !<br />
ED ITO RIA L<br />
Un relato<br />
imprescindible<br />
La Iglesia católica se enjuicia a sí misma al<br />
examinar el momento de una sociedad que<br />
ha dejado atrás décadas de inmenso dolor<br />
La conferencia que la Iglesia cató lica vasca celebra hoy en torno al<br />
lema 'Co n Dios hay esperanza en nu estra tierra' tendrá lugar en<br />
vísperas de que se haga realidad el desarme defini tivo de ETA, y tras<br />
décadas de que la jerar quía eclesial en Euskadi haya sido objeto de<br />
una diatriba inconclusa sobre su compromiso mora l contr a el mal<br />
de la violencia y el consuelo solidario haci a las víctimas. El juicio<br />
pen diente al respecto forma parte de un a historia por redactar que<br />
deberá incluir el testim onio de los obispos de las tres diócesis -Bilbao,<br />
Vitoria y San Sebastián- que resuena inequívoco en sus declaraciones<br />
a este periódico. Mario Iceta , Juan Carlos Elizalde y José<br />
Ignacio Muni lla establec en los planteam ient os con los que se maneja<br />
la jerarquía católica a día de hoy, de los que no puede n desentenderse<br />
sus integrantes fieles y con los que , de seguro, coincide la<br />
inmensa mayoría de la sociedad vasca. El desarme anu nciado por<br />
ETA es, indudabl eme nte , un paso adelante que anticipa su final.<br />
Pero la disolución expresa de la trama y de la desaparición de la sigla<br />
no son tema s menores , en tant o que su mera existenc ia violenta<br />
la convivencia y el sen tido mismo de lo que está mal y de lo que<br />
ha estado mal de manera especialment e cruen ta. El reconocim iento<br />
del daño causado puede limitarse a un trám ite protocolario si no<br />
se ven reforzados por la carga éti ca del arrepentimiento exp reso y<br />
de la solicitu d directa de perdón, del victimar io a la víct ima. No es<br />
el momen to de enjuiciar la conducta de la jera rquía cató lica en el<br />
pasado. Vale más realzar su compromi so por acompañar a quienes<br />
más sufrieron el embate del acoso terrorista y a quienes má s padecen<br />
las consec ue ncias de un relato comprensivo o contex tu al sobre<br />
el comportamiento indiv idual y colectivo de los victimario s.<br />
Es ahí donde el térmi no 'reconci liación' genera equívocos, duda s y<br />
hasta suspicacias. Porque sugiere la existenc ia de dos mund os encontrad<br />
os, cada uno de los cuales acarrearía la misma carga de respon<br />
sabilidad y cu lpa que el otro. Los obispos recurren al concepto,<br />
siempre difu so, de la «reconciliación antropo lógica». Pero existe el<br />
riesgo ciert o de que así se diluya la propia historia, que se abra paso<br />
la memoria confrontada entre los hechos reales y la vivencia sobrevenida<br />
de su justificación, que reste para la poster idad un relato difuso<br />
sobre la violencia física y ambienta l. Aquella que produj o la<br />
muerte de cientos de personas con identid ad propia y la per secución<br />
de mile s de mujeres y hombre s olvidados en los anales de una<br />
lista imposible de cuadra r.<br />
Diversidad y compromiso<br />
No es el mom ent o de revisar hacia el pasado la actitud de la jerar <br />
quía católica. Pero pu ede ser el día seña lado para poner en valor el<br />
compromiso de la Iglesia con mayor tradici ón y arraigo en Euskadi.<br />
Para contrapesar los sentim ient os de pert enencia con los del dictado<br />
Eva ngélico, para evitar pronunciamientos evanescentes sobre<br />
acontecimientos concretos, para que una parte tan relevante<br />
de la sociedad vasca - la católica- se pronuncie como comunidad, y<br />
sin más dobleces que las debidas a la libertad personal de sus miembros<br />
. Es un moment o de oportunid ad para la Iglesia católica porque<br />
lo es para la sociedad vasca en su conju nt o y para la Euskadi<br />
institucional. Ya nadie est á obligado a 'comu lgar con ruedas de molino'.<br />
Pero por eso mismo nadie que pretenda estar en poses ión de<br />
algun a aut oridad moral puede sortear sin más el quebran to éti co<br />
que ha supue sto la violencia de ETA para una sociedad hoy tan confortada<br />
como la vasca .<br />
EL CORREO<br />
DESDE 19ro EL CORREO ESPAÑOL - EL PUEBLO VASCO<br />
Director José Miguel Santamaría Alday<br />
Subdirectores<br />
Oscar Villasante,<br />
Alberto Ayala,<br />
Manuel Arroyo,<br />
Juan Prada<br />
Adjuntos a la dirección:<br />
César Coca,<br />
Pedro Briongos<br />
Jefes de Área<br />
Alberto Tellitu (Ciudadanos), Antonio Santos (Política), Encarni Bao<br />
(Mundo), Ángel Cordero (Opinión), José Vicente Merino (Economía),<br />
Zuriñe Ortiz de latierro (Cultura), Ángel Pereda (Deportes),<br />
Javier Trigueros (Suplementos), Mikel lturralde (Redes Sociales),<br />
Osear Alonso (Planificación), Diego Zúñiga (Dirección de Arte)<br />
y Juan Ignacio Fernández (Fotografía)<br />
Secciones<br />
Miguel Pérez, Sergio García y José Luis Ondovilla (Ciudadanos),<br />
lván Orio (Política), Javier Reino (Mundo), Pascual Perea<br />
(Suplementos), Juan Ángel Marugán (Cierre), lo urdes Aedo (GPS),<br />
María del Carmen Navarro (Diseño), Manu Alvarez (corresponsal<br />
económico), Mauricio Martín y Jesús Oleaga (Documentación)<br />
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