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AguaTinta N°22

Inmigración y Exilio - Marzo de 2017

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Lejos, con el corazón en Chile<br />

La oportunidad de salir, de irse sólo con lo necesario,<br />

se presentaba muchas veces mediante amigos conectados a<br />

círculos diplomáticos o al Comité Pro Paz. En ese momento<br />

debieron decir adiós a todo: trabajo, estudios, hogar, libros,<br />

amistades, parientes, barrio, ciudad, idioma, y llegar de<br />

la noche a la mañana a un país diferente, con callejuelas<br />

distintas, con actividades que fue necesario aprender.<br />

A algunos les tocó volver a nacer, rodeados de seres<br />

que hablaban una jerigonza impenetrable y que jamás<br />

reían con ellos de las mismas cosas. Estaban en el corazón<br />

de una cultura diferente, detrás de la aún existente cortina<br />

de hierro, en Alemania, o en los países escandinavos;<br />

debieron acostumbrarse a latitudes extremas en las que<br />

puede oscurecer a las dos de la tarde, o caer sobre las<br />

Mistral y los Zweig<br />

Para el ser humano, el exilio no es nada nuevo. Sin ir<br />

lejos, Pablo Neruda debió trabajar duramente en Francia para<br />

embarcar en el Winnipeg a refugiados españoles al fin de<br />

la Guerra Civil en ese país. Allí vinieron artistas, entre ellos<br />

los grandes pintores José Balmes y Roser Bru, cuando eran<br />

pequeños. Tras la toma del poder por los nazis en Alemania,<br />

importantes escritores del nivel de Erich María Remarque,<br />

Thomas Mann o Stefan Zweig tuvieron que partir al exilio.<br />

Zweig y su esposa se instalaron en Brasil, donde eran visitados<br />

por Gabriela Mistral quien, además, fue una de las primeras<br />

personas en ver sus cadáveres cuando la pareja tomó la decisión<br />

de quitarse la vida:<br />

“Al fin entré en el dormitorio y estuve allí no sé<br />

cuánto tiempo sin levantar la cabeza. Yo no podía o no<br />

quería ver. En dos pequeños lechos juntos estaba el<br />

maestro, con su hermosa cabeza solamente alterada<br />

por la palidez. La muerte violenta no le dejó violencia<br />

alguna. Dormía sin su eterna sonrisa, pero con una<br />

dulzura grande y una serenidad mayor todavía. Parece<br />

que él murió antes que ella. Su mujer, que habrá visto<br />

ese acabamiento, le retenía la cabeza con el brazo<br />

derecho, y toda su cara estaba echada sobre la suya.<br />

El rostro de ella estaba muy parecido. No habrá nada<br />

que me disuelva esta visión.”<br />

Muchos exiliados de distintos países, viviendo en<br />

diferentes lugares de acogida, han tomado decisiones similares.<br />

Quizá se deba a que existen árboles cuyas raíces jamás podrán<br />

alimentarse con un agua diferente a la de su infancia.<br />

aceras nieve que luego se convierte en hielo, lo que les<br />

obligó a aprender nuevas maneras de caminar, con sumo<br />

cuidado para no resbalar y quebrarse una pierna. Algunos<br />

tuvieron suerte y llegaron a países de cultura occidental,<br />

donde hablaban el mismo idioma, o lenguas cercanas a sus<br />

oídos, ya fuera en Francia, Italia, México, Canadá o Estados<br />

Unidos.<br />

Los ya referidos Sergio Badilla y Sergio Infante son<br />

parte del grupo de creadores chilenos asentados en Suecia.<br />

Badilla, hoy reinstalado en Santiago, rememoró para esta<br />

publicación algunos pormenores del Primer Encuentro<br />

de Poetas Chilenos en Estocolmo, que reunió a autores<br />

residentes en Chile con sus pares expatriados. Infante,<br />

quien permanece en Estocolmo con su familia, comparte<br />

con los lectores de <strong>AguaTinta</strong> la experiencia de ver su<br />

pluma sujeta a las vicisitudes<br />

del destierro.<br />

De una u otra manera,<br />

los escritores chilenos se<br />

adaptaron a las realidades<br />

de los nuevos países que los<br />

acogían. Todos los escritores<br />

mencionados en esta crónica<br />

consiguieron, con mayor o<br />

menor fortuna, llevar a buen<br />

término obras literarias que<br />

muchas veces destacaron y<br />

obtuvieron favorable acogida<br />

de los medios críticos donde<br />

debutaban. Todos fueron<br />

marcados por la esperanza, el<br />

terror, la acogida y el destierro,<br />

que siempre es amargo.<br />

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