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AguaTinta N°22

Inmigración y Exilio - Marzo de 2017

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tierra española, pero sin Franco en el poder. Aunque,<br />

obviamente, como en todo grupo social, hubo quienes<br />

decidieron volver. La idea tan instalada del retorno se<br />

fue desvaneciendo poco a poco, debido a los numerosos<br />

años de dictadura y a la necesidad de integrarse para<br />

vivir, trabajar y comer. De este modo, casi sin darse<br />

cuenta, llegaron a no preguntarse más por el retorno.<br />

Incluso los más comprometidos políticamente dejaron,<br />

paulatinamente, también de pensar en volver.<br />

Quienes se quedaron en la región de los Pirineos,<br />

encontraron trabajo sobre todo en Toulouse y sus comunas<br />

aledañas, donde las habilidades de carpintero o albañil<br />

eran muy demandadas. Algunos debieron improvisar en<br />

otros oficios, porque les agradaba vivir en un país laico,<br />

uno de los valores republicanos por los que lucharon en su<br />

tierra. Y los franceses fueron aceptándolos, porque eran<br />

buenos trabajadores.<br />

No se puede hablar de integración propiamente tal.<br />

Por tratarse de una comunidad grande en Toulouse y<br />

sus cantones, se frecuentaban asiduamente, sin siquiera<br />

sentir la necesidad de aprender el idioma. Tampoco<br />

se naturalizaban franceses, por creer que con ello<br />

traicionaban a su patria, en especial entre los antiguos<br />

milicianos, pues los refugiados de oleadas posteriores<br />

tomaban la nacionalidad gala para acceder a mejores<br />

trabajos. Quienes sufrieron la humillación y el hambre en<br />

los “campos de infortunio”, hablan de un doble exilio, ya<br />

que no buscaban sentirse parte de la sociedad francesa.<br />

Resignados a vivir en ese país la tarea era –y es– la de<br />

conservar la memoria histórica del refugiado y exiliado<br />

republicano. Dice Florence Guilhem: “No. Nunca podremos<br />

olvidar tanta crueldad, tanta ausencia de solidaridad, todo<br />

esto justificado con falsos pretextos administrativos o<br />

burocráticos (...). Cómo olvidar los gritos aterradores de<br />

las madres que veían en sus brazos a sus hijos enfermos<br />

de pulmonía, atrapadas en las noches frías de invierno<br />

y de lluvia, para lo cual ¿no había medicamento alguno?<br />

Cómo olvidar el espectáculo de los heridos cojeando en<br />

la ruta apresurados por ese odioso: ‘Allez, allez, plus vite’<br />

de los gendarmes senegaleses que los conducían hacia los<br />

campos” (6) .<br />

Al morir Franco, a muchos les embargó la tristeza<br />

por un prolongado exilio que les obligaba a mantener<br />

la nueva vida establecida en otro país, donde habían<br />

formado familia. Además, nada les esperaba en España,<br />

corrían incluso el riesgo de ser estigmatizados como ‘los<br />

subversivos’, nada les garantizaba que fueran reconocidos<br />

como combatientes y refugiados. Asimismo, España ya no<br />

era la que dejaron atrás: se había reinstalado la monarquía.<br />

No valía la pena regresar.<br />

Me he referido en particular al exilio español en el<br />

sudoeste de Francia, y más precisamente en Toulouse,<br />

para honrar estas existencias en tierra extranjera, allí<br />

donde hombres y mujeres de diferentes clases sociales<br />

abrazaban un mismo ideal de libertad y justicia.<br />

Sintetizo estas vidas en las del obrero y el campesino<br />

milicianos que cruzaron la frontera nevada a pie, para ser<br />

llevados luego a un campo de refugiados, y aun así, llenos<br />

de generosidad y valentía, formar parte de la resistencia<br />

francesa. Y también en la del escritor madrileño Jorge<br />

Semprún, quien llegó joven a París, exiliado junto a su<br />

familia. Por ser su padre un diplomático del gobierno<br />

republicano en La Haya al momento de estallar la Guerra<br />

Civil, tuvieron la posibilidad de llegar sin mayores penurias<br />

a su lugar de destierro. Luego, el escritor se comprometió<br />

militando en el Partido Comunista español y, al comenzar<br />

la Segunda Guerra, ayudó clandestinamente a la resistencia<br />

francesa, debido a lo cual fue llevado también a un campo<br />

de concentración nazi.<br />

Ambos casos son dignos ejemplos de guerreros<br />

antifascistas. Sin duda, Francia debe mucho a estos<br />

hombres y mujeres del exilio republicano.<br />

p Hospital Varsovie (hoy Hospital Joseph Ducuing), símbolo<br />

republicano español en Toulouse.<br />

p Placa conmemorativa en la calle Taur, centro de Toulouse.<br />

(6) Bonet, Luis. Op. cit. Citado por Guilhem, Florence (Toulouse, 2005).<br />

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