Juventud

satisfacer los deseos de la carne que, sin darnos cuenta, van apagando los anhelos del espíritu. Hoy se nos
educa para ser prósperos en la vida, para complacer los deseos consumistas de la llamada “sociedad de
consumo”, para la competencia, para ser “mejor y más exitosos” que los demás.
Hoy somos presas del anticristo, trabajamos para él y vivimos para él, nos preparamos para ser sus lacayos,
olvidándonos completamente de todos los sufrimientos que el anticristo ha sembrado en el mundo.
La confusión y al vacío creado por las falsas religiones y sus dirigentes, la división y la ineficiencia de los
gobiernos con sus consabidas consecuencias, y la desintegración de la familia, ha llevado a los jóvenes a
elegir entre una variedad de diferentes medios de escape: drogas, alcohol, sexo mal sano o Infrasexualismo,
apuestas, y toda clase de entretenimiento sin sentido para mantenerse ocupados. Lamentablemente, estas
búsquedas infructuosas terminan conduciendo a los jóvenes a toda una serie de problemas, los cuales están
agobiando a la sociedad y a los padres de familia.
Los jóvenes están tentados a desviarse, rendirse o renunciar a sus anhelos espirituales si los educadores y
padres de familia no están incesantemente atentos en su responsabilidad de instruirlos en la necesidad de
lograr un cambio interior.
Para lograr producir una cosecha de hombres felices relacionados con la divinidad, los padres y
educadores deben nadar contra un océano turbulento de poderosas corrientes, representado por las
tendencias, arrastres y abrumadoras presiones de la vida moderna, que obliga tanto a unos como a los otros,
a descuidar su papel como forjadores de hombres.
La vida nos atrapa con su red de amarguras y desdichas, es así como de manera sorprendente se puede
apreciar en gran escala, la forma como los padres están trabajando solos en vez de juntos para lograr la
bienandanza de sus hijos. Muchos de ellos deben combatir abiertamente los esfuerzos del otro padre, quien
está trabajando directamente contra la perspectiva del primer padre sobre el bienestar de los hijos.
Recordemos que al no poseer una individualidad psicológica, cada padre buscara hacer valer sus propios
intereses sobre sus hijos. Trágicamente, la vasta mayoría de los padres simplemente están ahogándose bajo
la tensión, y el efecto final es que sus hijos se están ahogando con ellos.
Cuando se trata de la crianza de los hijos, los padres a menudo no saben qué hacer, pues no fueron educados
para realizar esa importantísima labor. Desafortunadamente la gran mayoría de los niños y jóvenes de hoy
en día, son los frutos de la fornicación de sus padres, en pocas palabras, hijos no deseados, por lo que nos
indica esto que no estuvieron preparados para esa importante labor de guiar y educar correctamente a sus
hijos.
Para lograr el éxito en su gestión más importante, la educación de sus hijos, los padres deben estar
completamente preparados, completamente armados con todo el conocimiento necesario para alcanzar su
meta. Todos los otros caminos los dejarán perplejos, confundidos y abrumados, no teniendo ninguna
esperanza para siquiera comunicarse efectivamente con sus hijos, ¡mucho menos guiarlos realmente de
forma apropiada!
A algunos padres simplemente no les importa lo que les sucede a sus hijos, consecuencia esta de no ser hijos
planeados o deseados.
Vivir exclusivamente en el NIVEL SUPERFICIAL sin tener en cuenta los distintos terrenos y regiones más
profundas de la mente, significa de hecho atraer sobre nosotros y sobre nuestros hijos, miseria, llanto y
desesperación.
Para lograr una buena formación de nuestros jóvenes, debemos convertirnos en INDIVIDUOS
ÍNTEGROS, completos y eso sólo es posible conociéndonos a sí mismos y disolviendo el “YO”
PSICOLÓGICO.
La implementación de la EDUCACIÓN FUNDAMENTAL dada a conocer por el Avatara de Acuario, el V.
M. Samael Aun Weor, nos proporciona una ayuda completa para que todos aprendamos a experimentar, a
sentir en todos los aspectos y en todos los territorios de nuestra mente, el proceso de la existencia, en pocas
palabras, a abandonar esta vida mecánica que llevamos en la actualidad.
En definitiva, mientras en el hogar y en la escuela, los padres de familia y maestros siempre inculquen el
obsoleto modelo de enseñar a los niños y jóvenes lo que deben pensar pero no COMO PENSAR,
seguiremos viendo como deambulan por las calles, generación tras generación, cosecha de jóvenes sin
anhelos espirituales. JG
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