Edición No. 19 Marzo del 2017

proteger el mundo vegetal. El
mundo vegetal está al borde del
colapso, el planeta desertizándose
de los seres que proporcionan oxígeno
y salud Pasear por los parques
de las más pobladas ciudades
debiera ser un elemento de reflexión
sobre la destrucción de lo
existente más allá de su perímetro,
en cualquiera de las calles de las
ciudades. La ecología se practica
con la defensa de la vida vegetal.
Si de verdad importara el planeta
verde la política medioambiental
impediría la destrucción masiva
que están sufriendo. Los bosques
también están sufriendo la desforestación.
Desforestación en el
medio rural. Desforestación en el
medio urbano. Una desforestación
provocada a causa de horribles y
numerosos incendios intencionados,
justificados de forma pueril.
A quien destroza la Naturaleza
nuestra política medioambiental
lo exonera de su auténtica res
ponsabilidad como asesino de la
Tierra y de cuantos en ella la está
poblando. No existe voluntad de
repoblar las zonas rurales que
están siendo desertizadas. No
existe voluntad para reforestar el
medio urbano. ¿Existe en realidaduna
política medioambiental?
El progreso científico para una
población en crecimiento pasa por
transformar armoniosamente los
medios naturales a su alcance pero
no pasa por la destrucción. Sería
posible un crecimiento en armonía
si el hombre dejara de lado el
interés por un enriquecimiento
injusto.
La sublime Gaia no volverá a
ser el planeta extremadamente
hermoso y salvaje de cuyo Edén el
hombre fuera expulsado. La soberbia
y la ignorancia no han dejado
de anidar en su corazón. El hombre
sigue asumiendo como
propia la pertenencia absoluta e
inmediata del planeta y sus habitantes,
ya fueran los seres del
cielo, los que pisan la superficie, o
los que anidan en las entrañas de
la Madre Tierra. El relato bíblico
sobre el Edén cuenta como el
Arcángel Miguel acompañaba
a Adán y a Eva a las afueras del
Paraíso después de comer del
Árbol del Bien y del Mal. Miguel
los guía a las fronteras para no
regresar nunca jamás, castigados
por su falta de Fe. En esta ocasión
no será la espada flamígera de
Miguel quien tenga necesidad de
expulsarlos del paraíso en el que
aún tiene la suerte de habitar. Para
ello, el hombre, se basta con sus
descabellados actos.
Carmen T.C, 28 febrero 2017.
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