You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
—Muchas cosas.<br />
Rydstrom era un ser muy solitario. Tenía amigos, pero estaba demasiado obsesionado con su<br />
misión como para disfrutar de ellos. No aprobaba la conducta de su hermano menor, ni a la panda<br />
de mercenarios que trabajaban para él, así que con Cadeon solo pasaba el tiempo mínimo y<br />
necesario.<br />
Sabine también sabía que no lo había arrancado de brazos de alguna amante.<br />
—Básicamente —dijo, —vi que te sientes... solo.<br />
Y era esa soledad lo que la atraía, lo que la tenía intrigada y que se sintiera todavía más<br />
frustrada. La noche anterior, sólo de imaginar el dolor que sentiría Rydstrom si le arrancaban un<br />
brazo, un sentimiento desconocido la consumió con tanta fuerza que ni siquiera oyó a Hettiah<br />
acercándosele por la espada.<br />
Los sentimientos hacían que la gente cometiera estupideces hacían vulnerable.<br />
Y peor aún, Sabine había sentido vergüenza de que Rydstrom viera el castillo de ese modo.<br />
Jamás podría olvidar su cara de asco al ver cómo estaba el que había sido su hogar. Por algún<br />
motivo no quería que pensara que ella también vivía de esa manera, que era como ellos.<br />
«Que no haga nada no quiere decir que me guste lo que está pasando.»<br />
—¡No tenías derecho a meterte en mi cabeza! —Se tumbó de lado sobre la cama y apretó los<br />
labios para reprimir el dolor. —Y luego me hiciste soñar…<br />
—¿Que te hice soñar, Rydstrom? —Eso no lo había visto en su mente. —Te dije que soñaras<br />
con lo que más necesitaras. Me refería a que soñaras con que te curabas. ¿Acaso tu mente te<br />
mostró otras cosas?<br />
—No es asunto tuyo —contestó él con rostro inescrutable.<br />
Sabine lo dejó estar. Por el momento.<br />
—También he visto que quieres que me pase a tu bando. Eso sí que sería toda una proeza. Deja<br />
que te diga una cosa: es muy poco probable que me una a ti para enfrentarme al brujo poderoso<br />
que ha existido jamás.<br />
—He visto tu capacidad, Sabine. Eres más poderosa que él.<br />
—No alientes mi ya considerable vanidad, demonio. —Se miró las uñas. —No te servirá de<br />
nada.<br />
—Únete a mí y busca asilo entre nosotros.<br />
—¿Asilo? ¿Dónde? ¿En tu castillo? Oh, perdona, lo había olvidado, tú no tienes castillo. Al<br />
menos con Omort estoy a salvo de los de tu clan.<br />
—Forma parte de mi clan y nadie volverá a hacerte daño nunca más.<br />
Sabine se sentó en los pies de la cama.<br />
—Ésa es la diferencia entre tú y yo. Yo nunca trataré de convertirte. ¿Crees que me gusta que<br />
no sepas mentir y que aprecies cosas tan absurdas como el valor? Por supuesto que no. Pero no<br />
trataré de convencerte de que dejes de ser así. ¿Por qué la gente corno tú siempre quiere hacer<br />
cambiar a la gente como yo? —Eso era lo que más odiaba: no las ideas en sí mismas, sino que se<br />
intentara imponerlas a los demás.<br />
—Porque vivimos más tranquilos y felices. Sabemos lo que es la lealtad, la fi<strong>del</strong>idad, el honor...<br />
—Esas cosas están sobrevaloradas. Todos esos sentimientos consisten en negarse algo, a uno<br />
mismo o a los demás.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 91