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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
«No me leas la mente —pensó, —no me leas...»<br />
—No lo haré —respondió ella como si él hubiera llegado a pronunciar esas palabras.<br />
«¡Dame tu palabra!»<br />
—Te la doy —murmuró. —Y ahora duérmete, demonio. Y sueña. Sueña con lo que más<br />
necesitas en esta vida.<br />
Rydstrom cerró los ojos. Y soñó.<br />
Estaba sentado en una silla, junto al fuego, mirando a su mujer, que seguía dormida en la cama.<br />
Las llamas iluminaban su rostro mientras soñaba plácidamente. Su amado hijo dormía en una cuna<br />
en la misma habitación.<br />
Fuera, se estaba formando una tormenta, el viento acotaba el castillo; dentro, ellos estaban a<br />
salvo. Rydstrom cuidaba de ellos, los protegía. Nunca nada le había hecho sentir tan bien.<br />
Su hijo debía de tener hambre, así que Rydstrom se acercó a la cuna. La cogió en brazos con<br />
cuidado y lo llevó hasta donde estaba su madre. Sabine, medio dormida, cogió al bebé en brazos y<br />
murmuró el nombre de Rydstrom.<br />
Mi familia...<br />
Abrió los ojos de golpe. «Eso es lo que más necesito. Y ella es la clave para conseguirlo...»<br />
De repente, lo asaltó el dolor, lo sacudía a cada bocanada aire que tomaba. «Vuelvo a sentir la<br />
columna vertebral.» ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?<br />
En aquel instante Sabine entró en la celda. Llevaba un corsé de metal distinto al de la otra vez, y<br />
se había pintado los ojos azul oscuro. ¿Cuántos días habían transcurrido?<br />
—No puedo quedarme demasiado rato, sólo he venido a ver no está mi colosalmente estúpido<br />
demonio.<br />
Rydstrom vio que volvía a ser la Sabine de siempre, la cariñosa y afectuosa había desaparecido.<br />
—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? —preguntó, haciendo un esfuerzo. Estaba tumbado<br />
en la cama, con un único tobillo esposado. Los brazos los tenía libres, aunque no podía moverlos.<br />
—Un día. Tu cuerpo está sanando muy rápido. La espina dorsal y el cuello ya se han<br />
recuperado, igual que tus destrozados pulmones, si ya puedes volver a hablar.<br />
Él desvió la vista hacia el vendaje que le cubría el torso.<br />
—Las heridas de la piel todavía no han cicatrizado —le explicó ella—; pero lo harán pronto.<br />
Tuviste suerte de no salir peor parado. ¿Por qué diablos tuviste que provocar a Omort de ese<br />
modo?<br />
—Porque me sentí bien al hacerlo... Llevaba mucho tiempo esperando.<br />
—Si yo no hubiera estado allí, habrías muerto.<br />
<strong>El</strong> poder y la astucia de Sabine eran indescriptibles. Era tan poderosa como Omort, incluso más,<br />
teniendo en cuenta que el brujo la deseaba.<br />
Pero ¿sentía ella lo mismo por su hermano? ¿Se habían acostado? Cosas más repugnantes<br />
habían sucedido entre los miembros de ese clan. Tal vez por eso Sabine se había aliado con Omort.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 88