You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 16<br />
Rydstrom no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado consciente. Abrió los ojos un poco.<br />
¿Estaba en la cama de la celda?<br />
Un dolor como nunca había sentido lo atravesó, pero sólo por encima <strong>del</strong> cuello, por debajo...<br />
no podía sentir nada.<br />
—Traed a la Bruja —ordenó Sabine a alguien a quien él no veía. —¡Rápido!<br />
No sabía cuánto rato después, una anciana entró en la celda cargada con un montón de vendas<br />
y un saco de arpillera lleno hasta los topes. Se sentó en la cama, junto a él, y sacó un ungüento con<br />
un intenso olor a hierbas con el que cubrió las heridas de Rydstrom. Este no notó nada.<br />
Mientras la mujer seguía trabajando, él mantuvo los ojos entrecerrados para que no se dieran<br />
cuenta de que se había despertado y se quedó observando a Sabine.<br />
—¿Cuánto tardará en empezar a curarse? —preguntó ésta.<br />
—Dos días —respondió la anciana. —Hasta entonces, no podrás conseguir su semilla.<br />
A Sabine no pareció sorprenderle su temeridad.<br />
Otra mujer entró en la celda.<br />
—¡<strong>El</strong> castillo está totalmente revolucionado! He oído que le has gritado a Omort. —Tenía el<br />
pelo negro y se mordía las uñas como una histérica. Se parecía un poco a Sabine. «¿Otra<br />
hermana?». —Maldita sea, Abie, ¿es que quieres terminar como la última oráculo? —Desvió la<br />
vista hacia la cama. —¡Oh, tu demonio! No me extraña que te pusieras hecha una fiera.<br />
—Danos una cura, Bruja. Sé que puedes hacerlo —suplicó entonces Sabine.<br />
—Firmé mi pacto hace tiempo. —La mujer empezó a deshacer unas vendas. —Si lo rompo,<br />
moriré y a ti te darían otro mejunje.<br />
—¿Qué tengo que hacer para que me la des? —preguntó la hechicera en voz baja.<br />
—Uno de los que han establecido el pacto tiene que liberar al otro. O morir.<br />
—Tiene que haber otro modo.<br />
—Ni lo sueñes —farfulló la mujer. —Los sueños pertenecen al inconsciente.<br />
—Yo hago planes. Y los planes pertenecen a la vigilia.<br />
Ambas se quedaron mirándose la una a la otra. ¿Qué estaba pasando allí? Rydstrom parpadeó<br />
y, durante una milésima de segundo, la anciana arrugada tuvo el aspecto de una joven elfa de pelo<br />
castaño. «Pero ¿qué diablos...?» Sabine no pareció notar nada.<br />
Un sonido ahogado escapó de la garganta de Rydstrom y puso fin al instante de tensión. Sabine<br />
corrió a su lado.<br />
—No te mires, demonio. —<strong>El</strong>la, con su furia, había impedido que lo matasen. Por el momento.<br />
Pero ¿acaso no se daba cuenta de que Omort regresaría, de que iría de nuevo tras él y volvería a<br />
atacarlo como el cobarde que era?<br />
Sabine le leyó la mente sin ninguna dificultad.<br />
—Te mantendré a salvo. Esto no volverá a suceder. —Le acarició la frente con ternura, pero<br />
luego se detuvo y apartó la mano de golpe. Miró a ambos lados para asegurarse de que nadie la<br />
hubiera visto. —Duérmete, demonio.<br />
Rydstrom no pudo mantener los ojos abiertos durante más tiempo.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 87