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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
Sabine suspiró frustrada y apoyó la frente en la erección Rydstrom, apretándola contra el<br />
estómago <strong>del</strong> demonio.<br />
—¡Termina! —gimió él. —¡Necesito que llegues hasta el final!<br />
<strong>El</strong>la se incorporó un poco y se tumbó completamente encima de él. Ambos trataron de<br />
recuperar el aliento; Sabine no podía dejar de temblar, y el demonio se estremeció de los pies a la<br />
cabeza.<br />
Pero incluso en medio de aquella agonía, Rydstrom se dio cuenta de lo bien que encajaban, de<br />
lo mucho que le gustaba tenerla allí.<br />
«Es mía.» Necesitaba abrazarla; tan fuerte que no pudiera escapar.<br />
—¡Déjame entrar! —gritó la mujer de fuera. —No pienso irme de aquí hasta hablar contigo.<br />
Sabine suspiró y le dio un beso en el pecho.<br />
—Tienes un corazón tan fuerte... —murmuró impresionada, y al levantar la cabeza lo miró a los<br />
ojos. —Me pregunto si podría latir por los dos.<br />
—Si creyera que iba a tenerte siempre así conmigo, no dudaría en entregártelo —susurró él<br />
emocionado.<br />
<strong>El</strong>la se quedó boquiabierta. Se oyó otro grito procedente <strong>del</strong> castillo<br />
—¡Abie! ¡Si no sales ahora mismo abriré un portal y apareceré en medio de la celda!<br />
Sabine apartó la vista y, cuando volvió a mirarlo, Rydstrom vio en sus ojos algo que no había<br />
visto antes. Durante un segundo, la hechicera pareció... asustada. <strong>El</strong> espejismo de las llamas se<br />
desvaneció al instante.<br />
Él era perfectamente consciente de lo peligrosos que eran los seres que habitaban aquel lugar.<br />
<strong>El</strong> miedo que sintió por la hechicera consiguió apagar la lujuria que todavía sentía. «Mi mujer.» Su<br />
instinto le decía que tenía que protegerla, aunque, de todas aquellas criaturas, ella era una de las<br />
peores... y Rydstrom haría bien en recordarlo.<br />
A lo largo de toda su vida de demonio, su instinto jamás había entrado en contradicción con su<br />
mente; en cambio, ahora estaba dividido por dentro, y esa dicotomía empezaba a pasarle factura.<br />
—¿Estás en peligro?<br />
—¿Qué harías si te dijera que sí? —Sabine le sonrió, pero la sonrisa no se reflejó en sus ojos. —<br />
¿Me mantendrías a salvo?<br />
—Sí —respondió él sin dudarlo. —Suéltame, Sabine, y te protegeré con mi vida.<br />
—¿Por qué? ¿Porque soy tu mujer?<br />
—Porque nací para protegerte.<br />
—Me tengo que ir.<br />
—Entonces, bésame —dijo. Las palabras escaparon de sus labios antes que pudiera evitarlo.<br />
<strong>El</strong>la le cogió la cara con sus <strong>del</strong>icadas manos y se inclinó hacia a<strong>del</strong>ante y lo besó... de otro<br />
modo. Rydstrom entreabrió los ojos y vio que Sabine mantenía los suyos cerrados con fuerza, y<br />
que tenía las cejas juntas. Como si estuviera desesperada por perderse dentro de aquel beso.<br />
Él no tardó en hacerlo, y volvió a cerrar los párpados. Se perdió en los labios de la hechicera,<br />
que parecían incapaces de dejar de temblar, en lo maravilloso que era saber que su mujer le<br />
necesitaba.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 77