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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

CAPÍTULLO 10<br />

Cuando Rydstrom detectó el sensual aroma de Sabine cerró los ojos un instante, y luego se<br />

maldijo por ser tan débil.<br />

¿Qué tenía planeado hacerle esa noche? Los sirvientes de la hechicera lo habían desnudado y<br />

atado a la cama, y lo único que le cubría la mitad inferior <strong>del</strong> cuerpo era una sábana.<br />

Hacía dos días que no la veía. Las horas habían ido pasando con extrema lentitud, haciendo que<br />

la celda le pareciera cada vez más pequeña, y las esposas que tenía en las muñecas y los tobillos le<br />

habían causado profundas laceraciones que no dejaban de sangrar.<br />

Todos los demonios de la ira habían oído historias sobre ciertos demonios que se<br />

transformaban y nunca podían recuperar el control de sí mismos. Esos seres completamente<br />

demoniacos vivían como animales... un futuro espeluznante para alguien como Rydstrom. Para<br />

controlar la ira, los de su raza solían masturbarse varias veces al día, pero Sabine le había negado<br />

incluso eso.<br />

La hechicera le había preguntado si la odiaba, y en ese momento la respuesta había sido no,<br />

pero la semilla estaba allí y, con cada día que lo mantenía encerrado en aquella celda, iba<br />

creciendo.<br />

—Estás enfadado por cómo te he tratado —dijo ella, altiva, al entrar en la estancia y colocarse<br />

detrás de la cama. —Pero tengo intención de compensarte.<br />

«Volverá a atormentarme. Volverá a seducirme.» <strong>El</strong> odio creciente que sentía iba a la par que el<br />

deseo. Al ver que se excitaba por debajo de la sábana maldijo su propio cuerpo.<br />

¿Por qué diablos había tardado tantos días en volver? Rydstrom no tenía ni idea de cuándo<br />

Sabine iba a aparecer, o si lo haría.<br />

—¿No quieres saber qué es lo que tengo pensado? —Colocó una mano en el cabezal. —Tal<br />

como te dije, hoy traigo todo un arsenal.<br />

Rydstrom sintió algo frío y metálico contra la piel y, al abrir los ojos, vio que ella le había<br />

colocado las manos en el torso. Sabine llevaba unos guantes hasta los codos que en las puntas de<br />

los dedos tenían unas pequeñas y afiladas garras de plata.<br />

«¿Guantes?» Rydstrom se puso nervioso.<br />

—Voy a usar todos mis recursos de seducción para conquistarte. ¿Ni siquiera piensas mirarme?<br />

Para poder hacerlo tendría que echar la cabeza hacia atrás y Rydstrom se negaba a que ella<br />

advirtiera las ganas que tenía de verla.<br />

«No mires... no hagas nada de lo que te pida.»<br />

Sabine empezó a acariciarle los músculos <strong>del</strong> pecho y el demonio se puso tenso, pero ella sabía<br />

exactamente cómo tocarlo con aquellas garras sin hacerle daño.<br />

—La otra noche, mientras estaba tumbada en la cama, me di cuenta de que el hecho de que tú<br />

te negaras a sentir placer no implicaba que yo también tuviera que hacerlo.<br />

¿Estaba tratando de decirle que se había acostado con otro? ¿Era eso lo que había estado<br />

haciendo durante aquellos dos días? Al demonio le crecieron los colmillos.<br />

—Así que pensé en ti... —le susurró ella al oído— mientras me masturbaba.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 59

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