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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 08<br />
Cuando Sabine se despertó, descubrió que su cama estaba bajo la lluvia, en medio de un campo<br />
lleno de barro en el que, muchos años atrás, había sido enterrada viva.<br />
Parpadeó un instante y se dio cuenta de que se trataba de una escena absurda creada durante<br />
el sueño. Cuando soñaba o cuando estaba en medio de una pesadilla, solía generar ilusiones a su<br />
alrededor. Sin darse cuenta, se pasó los dedos por la cicatriz <strong>del</strong> cuello, y la ilusión se desvaneció y<br />
todo volvió a la normalidad.<br />
Se suponía que, antaño, en esa habitación de la torre estaban los aposentos privados de<br />
Rydstrom. Se encontraba en la torre oeste, la más cercana al agua, y tenía unos grandes<br />
ventanales que Sabine mantenía abiertos para dejar entrar la brisa <strong>del</strong> océano. Había redecorado<br />
la estancia con banderolas escarlata y negras que ondeaban al viento.<br />
Sabía que no tenía sentido intentar volverse a dormir, ya que a duras penas lo había conseguido<br />
la primera vez.<br />
—No has soñado con tu prisionero —dijo una voz desde las sombras.<br />
Se incorporó de un salto, apoyándose en la cabecera de la cama al ver los ojos amarillos de<br />
Omort brillar en la oscuridad.<br />
Después de cubrirse con un ligero camisón que era sólo un espejismo, iluminó la habitación con<br />
una potente luz.<br />
Por eso era por lo que no podía dormir de noche. Porque, durante el sueño, Omort podía atarle<br />
las muñecas a la espalda y, con ese simple movimiento, evitar que pudiera usar su habilidad de<br />
generar ilusiones... que era su única defensa.<br />
—Has cruzado la raya al entrar en mi habitación, hermano.<br />
—¿Acaso no era simplemente una formalidad? ¿Una que podremos eliminar dentro de poco?<br />
Le estaba enviando señales mentales como si fuera un sonar, pero ella había aprendido a<br />
bloquearlas. Omort solía ordenarle a la gente que le dejaran explorar sus mentes, pero nunca se lo<br />
pedía a Sabine, como si en el fondo no quisiera saber lo que realmente pensaba de él.<br />
—¿Qué quieres decir con eso?<br />
—Que ahora que has capturado a Rydstrom, estamos un paso más cerca de... lo inevitable.<br />
«¿Durante cuánto más tiempo podré mantenerlo alejado?» Que hubiera entrado así en su<br />
habitación era muy mala señal. Una vez que ella entregase su virginidad al demonio y naciera la<br />
criatura, ya no habría ningún pacto Santuario que la protegiera. Nunca habría imaginado que<br />
Omort estuviese esperando como un buitre, menos aún teniendo a Hettiah.<br />
Cuando se acercó a su cama, Sabine se esforzó por mantener la compostura, aunque le costó.<br />
—¿Qué quieres?<br />
—Tu tablilla sigue intacta en la pared <strong>del</strong> este. ¿Tienes algún problema con tu prisionero?<br />
—Tiene tanta determinación y entereza como me dijiste. —Quizá debería ir a verlo...<br />
—¡No! Eso no es posible. No es necesario que le recordemos nuestra conexión —dijo, y<br />
preguntó al instante: —¿Y cómo va la búsqueda de la oráculo? —Habían entrado en un círculo<br />
vicioso, y las adivinas que encontraban eran cada vez más y más débiles. Todas terminaban<br />
cometiendo algún error y entonces eran ejecutadas. Después, una oráculo todavía más débil<br />
reemplazaba a la anterior. —¿Has encontrado a alguna con talento?<br />
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