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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

—Como has intentado hacer antes. ¿Sabes una cosa, demonio? Nada me pone de peor humor<br />

que intenten matarme. Llevo muy mal que me maten.<br />

¿De qué diablos estaba hablando?<br />

De rodillas entre sus piernas, Sabine se inclinó hacia a<strong>del</strong>ante y le colocó las manos en los<br />

hombros.<br />

—Además —le dijo al bajar la cabeza, —¿de verdad serías capaz de matar a la futura madre de<br />

tus hijos?<br />

—Eres una pu... —Se calló de golpe al sentir su lengua recorriéndole el torso, y el insulto murió<br />

en su garganta.<br />

Rydstrom respiró hondo y trató de mantener la calma. Había empezado a transformarse, la ira<br />

hervía dentro de él a la misma velocidad que el deseo sexual. Jamás había sentido ambas cosas<br />

juntas.<br />

«¿Qué me está pasando?»<br />

Sabine le recorrió el cuerpo a besos; su sedosa melena se deslizaba por la piel ardiente <strong>del</strong><br />

demonio, que se moría de ganas de hundir la cara en aquellos mechones. ¿Por qué no lo había<br />

hecho antes? No, tenía que matarla.<br />

Era una bomba de relojería. «Y eso que sólo hace unos minutos que he vuelto a sentirla.»<br />

<strong>El</strong>la levantó la vista para mirarlo a los ojos, pero siguió besándole el cuerpo como si lo<br />

necesitara para respirar. Entonces, deslizó las manos hacia sus pantalones.<br />

Se quedaron mirándose el uno al otro mientras Sabine le bajaba la cremallera muy despacio. <strong>El</strong><br />

suave sonido resonó en la silenciosa celda. En contra de su voluntad, Rydstrom levantó las<br />

caderas, poseído por el deseo.<br />

—Ya has notado antes lo excitada que estaba —le susurró ella, dándole otro beso. <strong>El</strong> podía<br />

sentir sus pechos rozándole la piel, deslizándose hacia abajo. —¿No te gustaría entrar dentro de<br />

mí?<br />

Justo cuando iba a tocar su erección, Rydstrom apartó las caderas.<br />

—¡Suéltame!<br />

Imágenes de todo lo que quisiera hacerle inundaron la mente <strong>del</strong> demonio. «La tumbaría sobre<br />

el suelo y le haría el amor. La poseería una y otra vez hasta que me suplicase que parase.» Más<br />

fantasías y más ira mezclándose en su mente.<br />

Sabine observaba fascinada cómo las distintas emociones atravesaban el rostro de Rydstrom,<br />

marcando las distintas fases de su proceso de transformación. Por fin, optó por apartarse.<br />

<strong>El</strong> giró sobre sí mismo, intentando alcanzar las esposas con los cuernos, casi dislocándose los<br />

brazos.<br />

—Cálmate, demonio —murmuró ella.<br />

Su voz era como un bálsamo, pero Rydstrom también se resistió a esa caricia.<br />

La hechicera rodeó con los dedos su erección, y él se sacudió sorprendido. Hacía tanto tiempo<br />

que lo único que hacía era masturbarse que la suavidad de aquella mano lo dejó sin aliento.<br />

Sabine empezó a acariciarlo a un ritmo constante, y el hecho de que él se resistiera sólo<br />

conseguía que su sexo se moviera más y más entre los dedos de ella.<br />

Rydstrom se resistió, intentó apartarse, la odió... pero la hechicera seguía acariciándolo. Las<br />

heridas que se había hecho en las muñecas y los tobillos le empezaron a sangrar.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 44

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