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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

Al oír sus palabras, los dedos de Omort se quedaron blancos de tan fuerte como clavó las garras<br />

en los reposabrazos <strong>del</strong> trono. Hettiah se percató de la reacción con tristeza.<br />

<strong>El</strong> brujo fijó la vista en la pared este de la sala, cubierta de tablillas de piedra. Eran contratos,<br />

escritos con la sangre de todos aquellos que habían hecho algún pacto oscuro, con las condiciones<br />

<strong>del</strong> mismo inscritas en la piedra para que todos pudieran leerlas.<br />

Los cuatro principales mandos <strong>del</strong> Pravus habían firmado uno, en el que se juraban lealtad el<br />

uno al otro: Omort, Lothaire, el virrey centauro y el rey de la demonarquía <strong>del</strong> fuego.<br />

Pero la mirada de Omort se había posado en la tablilla de Sabine. Era uno de los pactos<br />

llamados Santuario, que aseguraba que, mientras ella mantuviera su cuerpo «puro», ningún<br />

macho podría «deshonrarla». Durante siglos, había preservado su virginidad de cualquier relación<br />

sexual no deseada o «antinatural».<br />

Si una de las tablas se caía de la pared y se rompía, todos sabrían que alguno de los afectados<br />

había violado los términos <strong>del</strong> contrato. Omort estaba esperando ver cómo se rompía el de<br />

Sabine, la prueba de que había tenido relaciones con Rydstrom.<br />

—¿<strong>El</strong> demonio está aquí, en mi mazmorra? —preguntó ausente. —¿Desde cuándo?<br />

Lanthe se encogió de hombros.<br />

—Supongo que hará media hora.<br />

—Veo que tu hermana no lo va a tener tan fácil como pensaba —comentó Hettiah con una<br />

sonrisita.<br />

—No, eso no es cierto, Hettiah. —Todavía no había pasado nada, pero sucedería dentro de<br />

poco. —Estoy convencida de que Sabine se lo está pasando muy bien jugando con él como lo haría<br />

un gato con un pájaro con el ala rota...<br />

Rydstrom se pasó una mano temblorosa por la boca sin darse cuenta de lo que estaba<br />

haciendo.<br />

Con la mirada clavada en el cuerpo de Sabine, empezó a acercarse a ella lentamente, con pasos<br />

amenazadores. Sus ojos se ennegrecieron, pero no sabía si por deseo, rabia o ambas cosas.<br />

<strong>El</strong>la estaba convencida de que intentaría escapar, seguramente utilizándola como rehén, a<br />

menos que pudiera seducirlo para que se olvidara de ello. Todavía creía que tenía alguna<br />

posibilidad: el demonio no podía evitar que su cuerpo reaccionase al verla. <strong>El</strong> dilema se reflejaba<br />

claramente en su cara: no sabía si hacerla suya o matarla.<br />

—¿Qué esperas ganar con esto?<br />

—Ya te lo he dicho.<br />

—No, tú personalmente. Con tus sensuales miradas. ¿Por qué motivo desearías casarte con un<br />

demonio y tener un hijo con él?<br />

—Entrecerró los ojos. —¿Tiene Omort algo tuyo que te fuerce a hacer esto? ¿Tiene encerrado a<br />

algún familiar tuyo? ¿Un... amante?<br />

Sabine hubiera deseado verse forzada a hacer algo así.<br />

—No, no tiene preso a nadie a quien yo quiera. Soy yo quien estaba ansiosa por hacerlo.<br />

Y dar comienzo a la profecía.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 32

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