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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 03<br />
—No, no es evidente. —Rydstrom desvió la mirada de la cama hacia la hechicera que tenía<br />
<strong>del</strong>ante.<br />
Un montón de pensamientos se agolparon en la mente <strong>del</strong> demonio, varias teorías que desechó<br />
al instante. «Una cama con cadenas.» Sabine no había podido seducirlo por las buenas, ¿y ahora<br />
pretendía hacerlo por las malas?<br />
Al notar que la idea le resultaba sorprendentemente erótica, dio por seguro que la hechicera lo<br />
había embrujado. Tenía que ser eso. Había visto desaparecer la carretera ante sus ojos, había visto<br />
cómo se movía el contrafuerte <strong>del</strong> puente. Aquella mujer tenía un poder inimaginable y, por algún<br />
motivo, había decidido ir a por él.<br />
Rydstrom estudió la mal iluminada estancia. Se trataba de una celda bastante grande. Una que<br />
conocía a la perfección, pues él mismo había hecho encerrar allí a sus presos cuando ocupaba el<br />
trono <strong>del</strong> castillo de Tornin,<br />
«Me ha encerrado en mi maldita prisión.»<br />
Volvió a mirarla y ella le sostuvo la mirada. Tenía unos ojos extraños, iris color ámbar rodeados<br />
por un círculo café oscuro. Se sentía incapaz de dejar de mirarlos.<br />
—Me has traído a Tornin, así que supongo que estás con Omort.<br />
—Así es —ronroneó.<br />
«Estoy en mi propia cárcel, prisionero de mi peor enemigo.»<br />
—¿Y cuándo podré verle? —preguntó entre dientes. —No le verás. No hace falta. A la única que<br />
tienes que ver es a mí.<br />
—Explícame exactamente en qué consiste tu plan —exigió, maldiciéndose por reaccionar de<br />
aquel modo ante ella.<br />
Él jamás había sentido una atracción tan fuerte hacia ninguna hembra de ninguna especie. Al<br />
besarla, se había quedado absorto de placer, e incluso había llegado a pensar que ella podría ser<br />
su reina.<br />
A Rydstrom le había preocupado lo que semejante beldad pudiera pensar de su cicatriz, igual<br />
que ser mucho más alto y fuerte que ella. Había intentado por tanto ser dulce y <strong>del</strong>icado a la hora<br />
de besarla. Y, mientras, la hechicera le había estado tendiendo una trampa.<br />
—Mi plan —empezó Sabine como quien recita una lección— consiste en quedarme<br />
embarazada de tu heredero.<br />
Rydstrom se quedó boquiabierto. Sólo de oír esas palabras se había excitado por completo, y su<br />
instinto demoníaco empezó a despertarse. Aquella mujer de pechos turgentes y dulces labios<br />
deseaba tener un hijo suyo, quería tener relaciones sexuales con él.<br />
«Me ha embrujado. Tiene que ser eso.»<br />
<strong>El</strong> demonio había pasado mucho tiempo estudiando a la familia de Omort, había leído cientos<br />
de libros sobre los medio hermanos <strong>del</strong> brujo. Éste los había matado a casi todos después de<br />
robarles sus poderes. Pero a unos pocos se los había llevado a vivir con él.<br />
«¿Qué he leído sobre esta hechicera?» Se la conocía con el acertado nombre de la Reina de los<br />
Espejismos. Rydstrom había caído víctima de uno muy logrado. A pesar de que aparentaba tener<br />
veinte y pocos años, en realidad debía de tener varios siglos.<br />
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