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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
<strong>El</strong> brujo era ágil y tenía una buena técnica, pero Rydstrom también. Y era más fuerte y rápido<br />
que Omort.<br />
Cuando su espada volvió a chocar con la de Omort, el demonio empujó con todo el peso de su<br />
cuerpo hasta conseguir que el pulso <strong>del</strong> hechicero temblara, y poder darle entonces un golpe<br />
certero.<br />
Sus espadas se encontraron una y otra vez. Hasta que Rydstrom hizo un amago que cogió al<br />
brujo completamente desprevenido y le asestó un golpe especialmente acertado. Omort se<br />
tambaleó, y su cuerpo empezó a debilitarse.<br />
Justo cuando se disponía a darle el golpe de gracia, el hechicero se quitó la capa y se la lanzó<br />
encima de la cabeza.<br />
Con la visión tapada, Rydstrom dio un salto hacia atrás, apartándose la tela a tiempo de<br />
esquivar el que habría sido el peor ataque de Omort. La hoja de fuego le desgarró la camisa y le<br />
hizo un corte en el pecho.<br />
<strong>El</strong> brujo iba a atravesarlo con la espada al mismo tiempo que Rydstrom recuperaba la visión. <strong>El</strong><br />
demonio se cambió el arma de mano y se dio media vuelta, y luego giró y atacó con la espada en<br />
alto.<br />
Acertó. La cabeza de Omort rodó por el suelo. <strong>El</strong> resto <strong>del</strong> cuerpo cayó primero de rodillas y<br />
luego se desplomó.<br />
«Tengo que ir con Sabine.» Pero no podía a cometer el mismo error que la última vez que se<br />
había enfrentado a aquella bestia, y se obligó a esperar unos segundos.<br />
Aquellos instantes le parecieron más largos que los novecientos años que había tenido que<br />
esperar hasta llegar allí.<br />
<strong>El</strong> hechicero no se regeneró. <strong>El</strong> muro <strong>del</strong> que colgaban todas las tablillas de los pactos se<br />
desplomó. Con la muerte de su amo y señor, los zombis empezaron a caer fulminados por todos<br />
lados.<br />
Rydstrom apretó la empuñadura de la espada para darle gracias y corrió hacia Sabine. <strong>El</strong> arma<br />
había cumplido con destino.<br />
—Ya no es el Que no Muere —murmuró Lanthe.<br />
De repente, las puertas <strong>del</strong> castillo empezaron a temblar bajo el ataque de los demonios <strong>del</strong><br />
fuego, que querían entrar. Rydstrom se detuvo y se dio media vuelta, preparándose de nuevo para<br />
la batalla.<br />
—¿Sigues sin poder hacer nada por Sabine? —le preguntó a Lanthe de espaldas.<br />
—Nada, pero si salimos de aquí con vida podemos ir a buscar la Bruja...<br />
Las puertas echaron humo y luego empezaron a arder. Los soldados <strong>del</strong> ejército <strong>del</strong> Pravus que<br />
quedaban, casi todos demonios <strong>del</strong> fuego, no tardaron en entrar. La marea de guerreros se detuvo<br />
al ver a Omort el Que no Muere, decapitado frente a su trono.<br />
Todos gritaron a una que querían hacerse con el castillo. Rodearon a Rydstrom y levantaron las<br />
palmas para mostrarle las llamas que allí ardían. Si lo atacaban a la vez con el fuego, podrían<br />
matarlo. «Son demasiados.»<br />
Oyó cómo Sabine volvía a gritar de dolor.<br />
La atención de los demonios <strong>del</strong> fuego ya no se centraba en Rydstrom, sino en algo que éste<br />
tenía a su espalda.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 239