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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
Escuchando en todo momento a la valkiria, arrastrándose, arrastrándose. Sólo el amor que<br />
sentía por el demonio le permitía continuar.<br />
Escupió saliva, ahogó un espasmo de tos, se movió otro metro. Sólo unos cuantos más hasta<br />
llegar a la puerta de su estudio... y, finalmente, estuvo dentro.<br />
¡Se acercó a la armería! Con mucho esfuerzo, levantó la cabeza para mirar el candado de<br />
combinación que tenía que alcanzar. Desde donde estaba, en el suelo, le parecía tan lejos como la<br />
luna.<br />
«¡Rydstrom morirá si no haces esto!»<br />
Con esa idea en mente, se tambaleó hasta ponerse de rodillas, y luego se levantó insegura<br />
hasta quedar en pie. «Tengo que llegar.» Estuvo a punto de desplomarse. «No puedo... no puedo<br />
hacerlo.»<br />
Una sombra apareció por detrás de ella. Giró la cabeza y maldijo al destino por haber permitido<br />
que Nïx la descubriera.<br />
—¿Necesitas algo, hechicera? ¿Mmm? —Llevaba unas sábanas sobre el hombro y estaba<br />
jugueteando con algo que tenía en el bolsillo. ¿Un arma? —¿Quizá deseas un paracetamol?<br />
Sabine tenía ganas de llorar.<br />
—¿Qué... qué... quieres? —«¡Había estado tan cerca!» Justo en ese momento se oyó la puerta<br />
principal abrirse y la valquiria dijo:<br />
—Rydstrom ha vuelto con tu hermana.<br />
¿Ya había regresado?<br />
—Nïx... yo... necesito...<br />
—Y está a punto de encontrarte fuera de la cama...<br />
—¡Sabine! —La voz de Rydstrom retumbó por toda la casa.<br />
<strong>El</strong>la estaba a punto de tener otro ataque y casi se desmayó en el suelo, aturdida.<br />
—¿Quieres la espada, hechicera? ¿Es eso lo que has venido a buscar?<br />
Sin fuerzas, Sabine asintió débilmente a modo de respuesta.<br />
La valquiria se sacó una jeringa gigante <strong>del</strong> bolsillo, y la sostuvo apuntando hacia arriba,<br />
mientras Sabine la miraba sorprendida. Nïx parpadeó un par de veces, como si no supiera de<br />
dónde había salido aquello.<br />
Se rascó la cabeza con la mano que tenía libre.<br />
—¡Ah! —Sonrió, con la cara iluminada al recordar. —Ya sabía yo que esta noche había venido<br />
aquí para hacer algo: o bien te clavaba esto en el corazón o jugaba a la Wii un rato. ¡Y me he<br />
dejado la Wii!<br />
Entonces se encogió de hombros... y hundió la jeringa en el corazón de la hechicera.<br />
Con mirada enloquecida, Sabine inspiró, desesperada por coger aire, agarrándose a la jeringa<br />
que tenía clavada en el pecho, mirando cómo Nïx trataba de descubrir la combinación <strong>del</strong> armario<br />
en el que Rydstrom guardaba las armas.<br />
—La adrenalina te mantendrá consciente durante unos minutos, pero no demasiados.<br />
Justo cuando el cuerpo de Sabine empezaba a recuperar un poco de energía, la valquiria abrió<br />
la armería y silbó al ver la espada.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 233