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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

Escuchando en todo momento a la valkiria, arrastrándose, arrastrándose. Sólo el amor que<br />

sentía por el demonio le permitía continuar.<br />

Escupió saliva, ahogó un espasmo de tos, se movió otro metro. Sólo unos cuantos más hasta<br />

llegar a la puerta de su estudio... y, finalmente, estuvo dentro.<br />

¡Se acercó a la armería! Con mucho esfuerzo, levantó la cabeza para mirar el candado de<br />

combinación que tenía que alcanzar. Desde donde estaba, en el suelo, le parecía tan lejos como la<br />

luna.<br />

«¡Rydstrom morirá si no haces esto!»<br />

Con esa idea en mente, se tambaleó hasta ponerse de rodillas, y luego se levantó insegura<br />

hasta quedar en pie. «Tengo que llegar.» Estuvo a punto de desplomarse. «No puedo... no puedo<br />

hacerlo.»<br />

Una sombra apareció por detrás de ella. Giró la cabeza y maldijo al destino por haber permitido<br />

que Nïx la descubriera.<br />

—¿Necesitas algo, hechicera? ¿Mmm? —Llevaba unas sábanas sobre el hombro y estaba<br />

jugueteando con algo que tenía en el bolsillo. ¿Un arma? —¿Quizá deseas un paracetamol?<br />

Sabine tenía ganas de llorar.<br />

—¿Qué... qué... quieres? —«¡Había estado tan cerca!» Justo en ese momento se oyó la puerta<br />

principal abrirse y la valquiria dijo:<br />

—Rydstrom ha vuelto con tu hermana.<br />

¿Ya había regresado?<br />

—Nïx... yo... necesito...<br />

—Y está a punto de encontrarte fuera de la cama...<br />

—¡Sabine! —La voz de Rydstrom retumbó por toda la casa.<br />

<strong>El</strong>la estaba a punto de tener otro ataque y casi se desmayó en el suelo, aturdida.<br />

—¿Quieres la espada, hechicera? ¿Es eso lo que has venido a buscar?<br />

Sin fuerzas, Sabine asintió débilmente a modo de respuesta.<br />

La valquiria se sacó una jeringa gigante <strong>del</strong> bolsillo, y la sostuvo apuntando hacia arriba,<br />

mientras Sabine la miraba sorprendida. Nïx parpadeó un par de veces, como si no supiera de<br />

dónde había salido aquello.<br />

Se rascó la cabeza con la mano que tenía libre.<br />

—¡Ah! —Sonrió, con la cara iluminada al recordar. —Ya sabía yo que esta noche había venido<br />

aquí para hacer algo: o bien te clavaba esto en el corazón o jugaba a la Wii un rato. ¡Y me he<br />

dejado la Wii!<br />

Entonces se encogió de hombros... y hundió la jeringa en el corazón de la hechicera.<br />

Con mirada enloquecida, Sabine inspiró, desesperada por coger aire, agarrándose a la jeringa<br />

que tenía clavada en el pecho, mirando cómo Nïx trataba de descubrir la combinación <strong>del</strong> armario<br />

en el que Rydstrom guardaba las armas.<br />

—La adrenalina te mantendrá consciente durante unos minutos, pero no demasiados.<br />

Justo cuando el cuerpo de Sabine empezaba a recuperar un poco de energía, la valquiria abrió<br />

la armería y silbó al ver la espada.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 233

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