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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

<strong>El</strong> interior estaba poco iluminado y abarrotado. En un rincón había una vieja máquina de discos<br />

funcionando. En la pared posterior, unas calaveras enmarcaban un espejo, con luces navideñas en<br />

los huecos de los ojos.<br />

<strong>El</strong> lugar tenía su encanto.<br />

Pasaron junto a la barra, donde estaban sentados un par de gemelos increíblemente atractivos.<br />

Sabine supuso que eran licántropos, y al oírlos hablar con un fuerte acento escocés supo que había<br />

acertado.<br />

—¡Maldición, Rydstrom!, ¿de dónde la has sacado? —preguntó uno, acercándole un taburete<br />

con el pie. —Y va vestida como una hechicera de las de antes. —Silbó para dar más énfasis a sus<br />

palabras.<br />

—¿Tiene una hermana? —añadió el otro. <strong>El</strong> demonio los saludó con un movimiento de cabeza.<br />

—Sabine, éstos son Uilleam y Munro, soldados licántropos —se los presentó.<br />

—Sí, a decir verdad tengo una hermana —les informó Sabine rápidamente. —Os encantaría, y a<br />

ella también le gustaríais...<br />

Pero Rydstrom la apartó antes de que pudiera acabar la frase, continuando hasta la parte de<br />

atrás, donde había la única mesa libre. Unas estridentes chicas estaban sentadas al lado, jugando a<br />

los dados. Todas parecían borrachas, bien por culpa de la bebida o por hechizos con alcohol.<br />

—Más brujas —murmuró Rydstrom.<br />

Sabine volvió a curiosear para ver qué poderes tenían. Y, una vez más, no encontró nada por lo<br />

que valiera la pena molestarse. Sin embargo, una de ellas no era bruja, sino que tenía orejas<br />

puntiagudas y piel brillante.<br />

—Regin la Radiante —dijo Rydstrom, señalándola con la cabeza. —La cómplice habitual de las<br />

travesuras de Nïx.<br />

Una vez llegaron a la mesa y él le retiró la silla para que se sentara, fue obvio que no le hacía<br />

ninguna gracia dejarla allí para ir en busca de las bebidas.<br />

—Vete, demonio, estaré bien.<br />

<strong>El</strong> se inclinó y le dijo al oído:<br />

—No le digas a nadie tu nombre completo o el título de hechicera que tienes, y todo irá bien.<br />

Cuando Rydstrom la dejó, Sabine se fijó en cuántas hembras suspiraban al pasar él por su lado,<br />

aunque el demonio parecía no darse cuenta.<br />

Al llegar a la barra, se volvió hacia ella para comprobar que estaba bien, vigilándola con sus<br />

verdes ojos.<br />

«¿<strong>El</strong> equipo de los malos se había marcado un tanto? No, el tanto es para el equipo de Sabine.»<br />

Era tan increíblemente masculino... Una dinamo en la cama, en el sofá o en la parte poco<br />

profunda de la piscina. Y además se portaba bien con ella.<br />

Sabine se había esforzado por ser buena con él la mayor parte <strong>del</strong> tiempo, pero los viejos<br />

hábitos costaban mucho de erradicar. Siempre que Rydstrom abría la armería para contemplar la<br />

espada, la hechicera se hacía invisible.<br />

Y ahora sabía la combinación...<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 217

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