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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
Pero tenía que ir despacio. Tenía que asegurarse de que a Sabine aquello le gustara tanto que<br />
no pudiera vivir sin él. Y, por el modo en que lo había mirado antes, Rydstrom estaba convencido<br />
de poder conseguirlo.<br />
Cuando el cuerpo de Sabine experimentó el último espasmo, el demonio se arrodilló entre sus<br />
piernas y acarició su sexo con la punta de su miembro. Lo colocó en la entrada, y se detuvo.<br />
—Relájate, cwena. Iré poco a poco.<br />
<strong>El</strong>la asintió con la cabeza.<br />
Inclinado sobre ella, Rydstrom apoyó los codos a ambos lados de su cabeza. Recurriendo a toda<br />
su fuerza de voluntad, se deslizó muy despacio hacia el estrecho interior de la hechicera, sin dejar<br />
de mirarla a los ojos todo el rato. Sabine se quedó sin aliento, pero tampoco apartó la mirada ni un<br />
segundo.<br />
Al llegar al final, la emoción por estar por fin dentro de su mujer embargó al demonio.<br />
—¿Te he hecho daño?<br />
—No, Rydstrom.<br />
Esperó a que se acostumbrara a tenerlo en su interior, quieto, sudando por el esfuerzo que<br />
estaba haciendo por no moverse y sintiendo cómo el cuerpo de ella lo envolvía. Tenía que<br />
conseguir aguantar un poco más, pero empezaba a estar ansioso por llegar al final.<br />
—Esta vez es distinto, es tan perfecto...<br />
—¿Puedo moverme? —gimió él cuando Sabine empezó a balancear las caderas.<br />
—Sí, estoy lista... necesito más.<br />
Rydstrom se incorporó sobre los brazos. Tenía la frente empapada de sudor, y algunas gotas<br />
caían sobre los pechos de ella, que arqueó la espalda de placer.<br />
<strong>El</strong> no pudo evitar empujar con todas sus fuerzas para <strong>del</strong>eitarse en la humedad que lo envolvía.<br />
Sabine gimió cuando el demonio se retiró por primera vez, y gritó satisfecha cuando volvió<br />
penetrarla.<br />
«La presión... el calor que emana de ella.»<br />
—Tengo que entrar más. —Rydstrom levantó un poco las caderas, profundizando las<br />
embestidas. —¡Tan caliente!<br />
—¡Rydstrom... sí! —Sabine volvía a estar cerca <strong>del</strong> orgasmo.<br />
<strong>El</strong> podía sentir cómo el pequeño cuerpo de la hechicera empezaba a estremecerse y los muslos<br />
se apretaban y relajaban alrededor de sus caderas.<br />
Otro movimiento exquisito consiguió que él se estremeciera de los pies a la cabeza. Cuando<br />
volvió a retroceder, el interior de Sabine apretó la erección <strong>del</strong> demonio como si no quisiera que<br />
no se fuera jamás de allí.<br />
De nuevo, él volvió a hundirse en su cuerpo, desesperado por llegar hasta lo más profundo de<br />
su ser. Se movió ansioso, deseando estar más adentro, necesitando poseerla por completo...<br />
Cuando Rydstrom le hizo el amor por primera vez, le dolió. Él era tan grande y Sabine tan<br />
estrecha... Pero esa vez era distinto, no había dolor... sólo placer.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 211