You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
Sabine notó que el aire se había calmado y supo que su hermana se había ido, lo que significaba<br />
que estaba sola en aquella dimensión. Lanthe había cruzado el portal. Seguramente estaba ya a<br />
salvo.<br />
«Pero yo estoy bien jodida.» Tenía que esperar seis días a que fueran a rescatarla. ¿Aguantaría<br />
tanto? ¡Maldito Omort y sus mentiras!<br />
No tenía ni idea de dónde podía encontrar un vampiro y pedirle que la llevara de nuevo al<br />
castillo. No tenía ni idea de dónde podía alojarse esos días. Podía crear dinero con un espejismo e<br />
ir a un hotel, pero los vrekeners detectarían la magia y la encontrarían en cuestión de segundos.<br />
«¿Por qué me siento tan abatida? He estado en circunstancias mucho peores.»<br />
Tal vez estuviera así porque sabía que pronto iba a morir.<br />
¡No! Se negaba a creer eso. Había oído decir que el morsus atacaba en episodios intercalados.<br />
La primera oleada de dolor seguro que podría resistirla. ¡Ja! A lo mejor incluso conseguiría<br />
desengancharse <strong>del</strong> veneno y podría mandar a Omort a la mierda.<br />
Abrió los ojos como platos. «¡Puedo vencer la adicción!». La gente se moría de dolor porque no<br />
conocía la agonía como Sabine. «He muerto docenas de veces. Seguro que esta vez no es<br />
distinto.»<br />
Tomada esa decisión, estaba incluso ansiosa por sentir los primeros efectos <strong>del</strong> veneno.<br />
«Si eso es así, ¿por qué todavía estoy tan triste?» «Echo de menos al demonio.» Sabine había<br />
tenido a su alcance algo maravilloso y sólo empezaba a valorarlo ahora que lo había perdido. Las<br />
probabilidades de que volviera a encontrar a alguien como él —un rey atractivo, que le apartaba el<br />
pelo para poder besarle la nuca, que era considerado y justo, excepto cuando se ponía en plan<br />
demoníaco, cosa que provocaba ella al tratar de escapar, y que además fuera su marido eran<br />
realmente escasas.<br />
Quería al demonio. «Pero él ya no me quiere a mí. Y todo es culpa mía. Y eso duele.»<br />
Notó que el labio inferior le empezaba a temblar de nuevo. ¡No! Sólo lloraban las hembras<br />
débiles que se daban por vencidas.<br />
Pero a pesar de todo, sintió cómo las lágrimas le resbalaban por las mejillas, y fue una<br />
sensación tan extraña que no supo cómo reaccionar.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 204