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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
—Si hacemos esto, ¿me dejarás ir? —preguntó desesperada. —Si es así, tómame, hazme tuya,<br />
haz lo que tengas que hacer, pero déjame ir.<br />
—Tienes que llevar mi marca.<br />
—Entonces, ¡sí! ¡Hazlo!<br />
—Sabes lo que tienes que decir, ¿verdad, hechicera?<br />
—¿Quieres que te lo suplique? ¡Lo haré! Te suplico que...<br />
—¡No! —Le tapó la boca con la mano.<br />
No quería que las cosas fueran así entre los dos. No quería que lo hiciera a la fuerza. Cuando<br />
ella se calló, apartó la mano.<br />
—Esto… esto es lo que querías, ¿no? —preguntó Sabine.<br />
—Sí... ¡no! —Se incorporó y se sentó en el extremo de la cama, frotándose la frente. «Piensa un<br />
poco.»<br />
—Entonces, ¿qué? —gritó ella, retorciéndose en sus cadenas.<br />
Rydstrom se levantó y empezó a caminar por la habitación. «Piensa...»<br />
—¿Qué quieres que haga, demonio? ¿Qué quieres?<br />
—¡No lo sé! —gritó él, dando un puñetazo en la pared. —Quiero que sientas algo por mí. —<br />
Volvió a acercarse a Sabine y le cogió la nuca con la mano. —¡Porque yo siento como si me<br />
estuvieras arrancando el maldito corazón <strong>del</strong> pecho!<br />
—Siento algo por ti, demonio. Tómame, márcame como tuya. Para siempre.<br />
«Las palabras con las que tanto he soñado.» No podía descifrar lo que ocultaban, no podía<br />
prever qué tramaba la hechicera esa vez. Su suave lengua le decía exactamente lo que él quería<br />
oír, Sabine intentaba calmar así a la bestia que él llevaba dentro. Pero después tienes que<br />
soltarme. ¡Volveré a ti!<br />
«No puedo pensar... Nada irrevocable...» Se levantó una vez más y se metió en el cuarto de<br />
baño. Una vez allí, apoyó la frente y los puños contra la pared, clavándose las uñas, para ver si así<br />
se calmaba y recuperaba el control...<br />
Oyó el inconfundible sonido <strong>del</strong> viejo todoterreno de Cadeon en el camino de entrada. De un<br />
salto, se puso unos vaqueros y salió al encuentro de su hermano antes de que éste pudiera entrar<br />
en la casa.<br />
Cuando Rydstrom abrió la puerta de golpe todavía pensando en Sabine, apenas notó que<br />
Cadeon parecía... cansado.<br />
—¿Rydstrom? —preguntó su hermano, sorprendido.<br />
Él sólo podía imaginarse el aspecto que tendría. No llevaba camisa ni zapatos, y se estaba<br />
abrochando los botones de los vaqueros. La mirada de Cadeon se fijó en su apretada mandíbula,<br />
sus tensos músculos y los pequeños arañazos que tenía en el pecho y una mejilla.<br />
—¿Me vas a hacer esperar aquí fuera? Abre de una vez.<br />
Rydstrom miró al interior de la casa. La hechicera había estado a punto de arrebatarle su sueño,<br />
y él podría haber llegado a odiarla por ello.<br />
—Tío, me preocupas. Déjame entrar y cuéntame qué ha pasado. Lo último que oí es que Sabine<br />
te había capturado.<br />
Al no contestar Rydstrom, Cadeon prosiguió:<br />
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