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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 38<br />
Cuando Rydstrom volvió a subir para ver cómo estaba Sabine y fue a acariciarle el pelo, no<br />
encontró más que un espejismo. Se lo quedó mirando un rato, incrédulo.<br />
«Me la ha jugado.» Obviamente, la hechicera no había tenido ninguna intención de quedarse.<br />
Otra mentira. Lo había... abandonado.<br />
«¿Por qué?» Salió de la casa hecho una furia, gritando su nombre a los cuatro vientos. «¿Dónde<br />
está?» Olió su perfume a varios kilómetros.<br />
Se lanzó tras ella, siguiendo sus huellas, siguiendo su instinto. Corría por las calles mojadas, con<br />
una furia que crecía en su interior paso tras paso. La frenética necesidad que tenía de marcarla lo<br />
consumía.<br />
«No lleva mi marca... No estamos casados.»<br />
La vio acercándose a un pequeño parque, sorteando los charcos. Echó un vistazo a través de la<br />
lluvia. En la distancia, vio un área Con una estela de aire difusa: un portal. Y Sabine iba directa al<br />
mismo.<br />
«No puedo perderla.» Movió los brazos para ganar velocidad hasta que estuvo a unos pasos de<br />
ella. Entonces, abalanzándose, la cogió por las caderas y la tumbó en la embarrada hierba.<br />
—¡Me dijiste que querías quedarte conmigo! —Con la respiración entrecortada, Rydstrom la<br />
volvió de cara a él. —Conseguiste que te creyera. ¡Y ahora corrías ansiosa para volver con Omort!<br />
—No... Sí... ¡Rydstrom, tienes que escucharme! —Parpadeó. La lluvia le caía directamente en la<br />
cara.<br />
<strong>El</strong> demonio la cogió y la arrastró debajo de él, cubriéndola clavándole sin darse cuenta las<br />
garras en los muslos.<br />
—¿Por qué? ¡Cada palabra que sale de tu boca es una mentira! ¿Cuántas veces voy a permitir<br />
que me decepciones?<br />
¿Pensaba que podía escapar de él? La hechicera mentirosa pagaría por aquello.<br />
Los ojos de Rydstrom brillaban en la oscuridad como crueles obsidianas. La lluvia caía con tanta<br />
fuerza que dolía, Sabine nunca había visto una lluvia como aquélla. Apenas podía abrir los ojos,<br />
con la fuerza <strong>del</strong> agua, ni podía oírse a sí misma.<br />
—Tenía planeado ser bueno contigo —dijo él entre dientes. —Hacerte el amor. Pero ya se ha<br />
acabado.<br />
Cuando lo vio desabrocharse el cinturón, sus ojos se abrieron como platos.<br />
—¡No! —gritó Sabine clavándole las uñas en la cara y en el pecho.<br />
Él gruñó furioso, y entonces le cogió las muñecas, atándoselas a la espalda con el cuero.<br />
—¡Rydstrom, no! ¡Ha pasado algo! <strong>Demonio</strong>, escúchame. M hermana está aquí...<br />
—¡Tu hermana no está aquí, está en Tornin! ¡En mi castillo! ¡Mi hogar! —Sus cuernos estaban<br />
enhiestos y oscuros. —¡No quiero escuchar más mentiras tuyas!<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 196